Misuk sostuvo sus largos cabellos claros en una cola alta. Antes de salir de su habitación, se miró en el espejo.
Y sonrió.
Debía admitirlo, las cosas iban tan bien últimamente, que creía estar en un sueño.
—Adiós mamá —se despidió de su progenitora con un beso en la mejilla—. Llegaré para la sesión de la tarde-noche.
—Bien, salúdame a Haechanie —pidió la mayor dirigiéndose a la cocina.
—Desde que te lo presenté no has dejado de mostrar que lo quieres adoptar —rió Misuk.
—¿Lo has visto? Es un sol.
Misuk rodó los ojos. Prácticamente Haechan ahora iba a la misma universidad que ella y, como su mayor, ella se comprometió a cuidarlo. El chico se quedaba en los dormitorios de la universidad al igual que Yuqi, y cuando los trajo a ellos y a Taehyung una vez a comer, su madre quedó encantada con el más joven.
Ahora era común que viniese todos los lunes a almorzar.
—¡Se me hace tarde! —se apresuró en correr a la estación.
Su reloj marcaba las diez de la mañana. Siendo que tomaría el tren, estaría en Seúl en tres horas, y en el restaurante casi en cuatro.
Se supone que a la una ya debería estar allí.
—Yeri me va a matar —murmuró para sí misma tomando asiento.
Sin duda tres años habían pasado rápido. Lamentablemente los jueves de amigos quedaron cancelados por evidentes motivos de distancia y falta de tiempo, y aunque sonara triste, eran contadas las veces que todos podían verse.
Y teniendo esta en cuenta, recién eran dos veces las que el grupo iba a estar completo.
—Con más razón van a matarme —suspiró con la mirada perdida en el paisaje.
No pudo evitar dormirse; en la estación de Seúl fue despertada por su compañera de asiento con la que había estado charlando.
—Muchas gracias —le dijo a la menor una vez bajaron del tren.
—No hay de qué, diviértete con tus amigos —le contestó la chica.
—Ojalá volvamos a vernos... ¿Miru?
—Recuerdas mi nombre —sonrió la mencionada—. Digo lo mismo, Misuk.
Allí terminó su charla con aquella joven.
—¡Lamento la tardanza! —gritó con la respiración acelerada—. En mi defensa, pudo ser peor, pude llegar a las cuatro y a penas y son las tres y media.
Y recién levantó la vista.
—No eres la única que está llegando tarde —bufó Jennie, la que estaba organizando la reunión ese año—. Los diablillos llegaron recién hace como cinco minutos antes que tú.
—Lo siento —sacó su lengua. Se acercó a abrazar a sus cuatro amigos presentes—. Hola Yeol, hola Yeri —saludó a quienes no veía hace tiempo—. Hyuck, mamá te manda saludos.
—Aww, dile que igualmente. El lunes estaré yendo para comer de sus deliciosas comidas —dijo dando saltitos.
—¡Ya estoy aquí! —ingresó corriendo la ahora rubia Soojin.
A penas sus ojos se cruzaron, la mayor la abrazó con todas sus fuerzas.
—Dios... hace más de un año que no los veía —se dirigió también al resto de sus amigos.
—Soojin, ¿cómo has estado? Te extrañé mucho —Misuk suspiró.
—Bien, no me he enfermado desde hace ocho meses, eso es un logro para mí —rió—. He estado viajando por todo el mundo... hay tantas cosas que no conocía, las siguen habiendo... Quiero verlo todo —tomó asiento junto a Jennie—. ¿Cómo les va a ustedes?
—En mi caso, la universidad va muy bien. Hara y yo debemos presentar un proyecto la próxima semana —se cruzó de brazos—. Al menos ya hemos trabajado la mayor parte.
—A mí también me va bien —contó Haechan—. Los amigos de Mimi me agradan, hasta conocí personas de mi edad. Renjun me agrada mucho, también Mark.
—Yo no quiero saber nada de mi universidad —rodó los ojos Yeri—. Me arrepiento de la carrera que escogí, no era lo que yo pensaba...
Sus amigos la miraron con comprensión. En ese momento, la única persona restante entró por la puerta. Todos dirigieron sus ojos al chico de cabellos marrones que ingresó con la respiración agitada, producto de haber corrido.
—¡Lo... lo siento, me agarró el tráfico! —Jimin se excusó tomando asiento junto a Misuk—. Hola a todos —sonrió.
—Muy bien —Jennie se puso en pie— ¡doy esta reunión anual de los amigos del restaurante por iniciada!
—¿Cómo te ha ido? —preguntó Jimin a Soojin con una sonrisa.
—Bien, el último país en el que he estado es Perú —comenzó, todos la miraban con atención—. La comida es deliciosa y los paisajes asombrosos. Machu Picchu es impresionante y los animales y plantas muy diversos. Claro, el tráfico sin duda fue un problema pero... fue un lindo lugar.
—Suena muy lindo, yo nunca he salido del país —puchereó Haechan.
—Somos dos —Misuk suspiró.
—Algún día debemos hacer un viaje conjunto —terminó por decir Soojin para animarles.
—Yo... hace un año comencé a salir con alguien —comenzó a contar Jimin con sus mejillas sonrosadas—. Se llama Rena, estoy seguro que la adorarán.
—No es un nombre que haya oído mucho —señaló Jennie—. ¿Cuál es su apellido?
—Jeon...
—¡¿Rena Jeon?! —Jennie y Yeri se pusieron en pie.
—¿Qué? —Jimin no comprendía.
—No sé si estás hablando de la misma Rena en la que estoy pensando —Yeri comenzó a dar mini saltitos emocionada.
—¿Qué acaso todos sabían sobre los Jeon y yo no?
—Bueno, cambiemos de tema, chico que tiene suerte —Jennie volvió a tomar asiento—. ¿Cómo van las cosas con Taehyung?
Todos miraron a la de ojos claros espectantes. Misuk apoyó su rostro en su mano y miró perdida el techo del local.
—Bien, nos vemos cada fin de semana. Lo bueno es que en un par de meses, a lo máximo tres más, volverá.
—No llegué a comprender mucho —Chanyeol ladeó el rostro—. ¿Por qué cambió de universidad?
—Fue de intercambio. Cuando su papá volvió a casa, Taehyung decidió que quería pasar un tiempo con él y su hermana, los tres como una familia. Ya van a ser poco más de año y medio, pero parece que se mudarán los tres aquí, a Busan, para que Taehyung culmine sus estudios.