Pneuma

CAPÍTULO OCHO

—Charlie estas tan jodido Newman. —Lo saludé, mientras lo sostenía de la garganta contra la pared.

—I… I… Ivank… —Sus oscuros ojos estaban abiertos de forma muy cómica, su boca se abría y cerraba de la impresión—. Yo no… no he hecho…

El llorón estaba muerto de miedo. Nadie sabía con exactitud quien era yo, pero estaba enterado que había bastantes rumores como para darme cierta reputación, y los primeros años, bueno, los chicos y yo hicimos respetar nuestro nombre. Además, ser dueño de una parte de la escuela, también influía.

Mi familia era dueño por completo, yo solo tengo una pequeña parte, fue mi bisabuelo quien fundó la escuela, como uno de los negocios lucrativos para lavar dinero, pero con el paso del tiempo, la escuela fue ganando prestigio hasta convertirse en lo que es hoy. Es una de la escuelas más prestigiosas de todo el país, los hijos de los políticos más influyentes, famosos, o los extremadamente ricos ansían un lugar en esta escuela.

Cuando mi padre subió al trono, deslindó la escuela de los negocios, ya no era necesaria fue lo que dijo, y formó un consejo para que se hicieran cargo, seguimos siendo los dueños en las sombras, pero la escuela esta deslindada de la mala fama. Aunque se filtró que era nuestra y los rumores corrieron en cada generación.

Hay una historia sobre mi padre queriendo desarraigar la escuela del lavado de dinero, porque conoció a una chica con la que se obsesionó un tiempo cuando estaban estudiando juntos aquí, lo que me parece descabellado viniendo de mi padre, pero el asunto es que la escuela era legal, seguíamos siendo los dueños y todos en la familia hemos asistido aquí.

Lo solté cuando su rostro comenzó a ponerse azul, sus piernas apenas pudieron sostenerlo. —Vamos a hacer esto, rápido y simple, después de todo, debemos ir a clase. —El tipo no contestó, seguía con la misma impresión—. Asiente si no puedes hablar. —Lo hizo a gran velocidad—. Bien, adivina que, estas de suerte.

Sus ojos tenían un remanente de desconfianza, pero una pequeña sonrisa comenzó a formarse. Era lo que pasaba con los tipos como este, nunca han tenido que luchar por nada, creen que todo les será tan fácil como papi se lo ha hecho creer.

Se enderezó con más confianza. —De- ¿de verdad?

—Así es, ya estarías muerto si la hubieras tocado —gruñí. Su rostro palideció y pegó aun su cuerpo a la pared. —Pero no lo hiciste, así que estas, más o menos, a salvo, solo tendrás que hacer, dos cositas por mí.

—¡Si! ¡Sí, lo que quieras!

—¿La chica nueva? —Sus ojos se abrieron un poco en señal de reconocimiento, y luego asintió—. Vas a buscarla, y cuando la encuentres, le pedirás disculpas por tu infantil comportamiento.

Esperé su señal de conformismo, y no demoró. —Lo haré, la buscaré ahora mismo.

—Mañana, la buscaras mañana —sentencié.

—Lo haré.

—Bien, pero hoy —me acerqué a su rostro, coloqué de nuevo mi mano en su garganta, y apreté—, hoy vas a correr el rumor, antes de que terminen la clases toda la escuela ya debe estar enterada, la chica nueva es mía, si alguien se atreve a lastimarla, —apreté un poco más— lo destruiré.

Lo dejé lloriqueando, sabiendo que haría con exactitud lo que le había ordenado.

Estaba en un tiempo libre, recargado mi espalda contra la pared en un aula vacía y me encontraba pensando en Ricitos. Solo era media mañana y ya me sentía ansioso.

Tan azotado.

Ivan y Kirill entraron. Este último, tenía las mejillas enrojecidas. Mi mirada fue a Ivan, quien me regresó la vista. Oh.

Ella.

Kirill ha estado caído por la joven profesora Carter desde que ingresó a la escuela el año pasado. Bueno, el término correcto sería obsesionado. Pero ella nunca lo ha alentado. No es que eso haya detenido los avances de Kirill.

—No lo entiendo hombre —dijo Kirill mientras se dejaba caer al piso— podríamos estar tan, tan bien juntos, pero no, la señorita “soy demasiado mayor” decidió que va a tener una cita, una jodida cita, estoy viendo rojo brat, te lo digo.

Mis ojos fueron a los de Ivan, quien terminó encogiéndose de hombros.

—Deja de llorar, vamos con Tanya —dije al mismo tiempo que me levanté.

—¿Tanya? —se puso de pie— ¿Por qué con ella?

—Porque ella, es quien siempre nos salva el trasero. Ella puede hackear el teléfono de tu cougar e identificar, cuando, donde y con quien.

—Oye no le digas así… pero es buena idea, vamos.

Y aceleró el paso. Ivan me alcanzó en unas zancadillas. —Buen consejo, de un obsesionado psicópata a otro.

Idiota.

Pero era cierto.

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Resultó que Tatiana no había asistido a la escuela. Por eso cuando las clases terminaron, fui a buscarla a la mansión.

Solo habían pasado unos días de que se había instalado, y ya tenía todo bajo control.

Escanee mis ojos y el sistema me dio acceso dejándome entrar, antes de poner un pie en el recibidor, mis ojos indagaron en los alrededores. Los chicos de Katya eran buenos. Solo la percepción de que están ahí me permitió registrarlos.

Por dentro, la casa no había cambiado mucho. No es que extrañe ni un solo momento de haber vivido aquí.

Subí las escaleras en dirección a la habitación de Tanya. Cuando abrí la puerta, ella no estaba a simple vista, pero sabía que estaba aquí. Su auto estaba afuera.

La tableta que colgaba en la pared, tenía una señal de alarma en rojo. Me acerqué para ver con claridad, y era una notificación alertando mi llegada.

Mucho más discreta que la que instaló en mi casa.

Escuché su voz a lo lejos, y seguí el sonido. Ella se estaba riendo, pero… riendo de verdad, hace mucho que no la escuchaba reír de esa forma, tan despreocupada y juvenil.

Había una pequeña rendija de luz en una de las paredes, al acercarme, vi que era una puerta oculta que daba a otra habitación.




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