Pneuma

CAPÍTULO DIECISIETE

Estaba entrenando, furioso porque la última instrucción fue una jodida mierda y una real pérdida de tiempo, no hemos encontrado a Danil Romanov, desde Faddei no hemos encontrado nada útil.

El sonido de la cerradura electrónica en la entrada me alertó de una visita ingresando. Me quedé recargado en el marco de la puerta esperando a la única persona capaz de entrar de esa forma, y sin activar la seguridad.

Y ahí venia, toda sonriente con su laptop bajo el brazo.

—¿Qué haces aquí Tatiana? ¿Acaso olvidaste como tocar? —pregunté, ocultando la diversión de la situación en mi tono.

No es que importara, con ella al menos.

—Hola primo, vengo a salvarte el trasero, como siempre, y no olvidé como tocar, pero ¿por qué lo haría si puedo acceder? Lenna no está aquí, no habría nada vergonzoso.

El asunto es, que su pregunta era por completo, honesta. Es como si su inteligencia super dotada hubiera elegido olvidar algunas reglas sociales. La seguí hasta la sala de estar, ignorando su conocimiento sobre Lenna, y me quedé en silencio mientras me sentaba y ella se acomodaba en el suelo frente a la mesita de centro.

—Aleksi, ¿te enteraste? Ashley fue transferida de emergencia a… Canadá. —Una ceja arqueada estaba apuntándome, la pequeña cotilla tenia los labios apretados, conteniendo una sonrisa—. Algo extremo, pero lo curioso fue, que se dice, la empresa de su padre estuvo a nada de caer en bancarrota, una empresa de 48 años, y cuando se hizo la transferencia, su empresa se salvó, como puff… magia.

No dije nada, y ella terminó sonriendo mientras negaba con la cabeza. —Bien, entonces Aleksi, ¿qué le vas a regalar para su cumpleaños?

Esto no era lo que esperaba. —¿A quién?

Ella levantó la mirada de la pantalla de su laptop, para verme con una ligera percepción de hastió. —Aleks, cada año me regalas una transferencia bancaria, y lo mismo ocurre con Katya, Ivan y Kirill. Entonces, ¿por quién más preguntaría?

Lenna.

—¿Cuándo es su cumpleaños?

—En tres días, y ya no que me has indicado que quieres que compre, supuse que ignorabas ese dato.

Y lo hacía, como mierda había podido olvidar algo así. Y lo que es peor, la amenaza que venía con su cumpleaños, ella podría irse, podría dejarme.

Aun no estoy listo para decirle quien soy en verdad, ella me dijo que me amaba, pero, hasta dónde podría llegar su amor, ¿cuándo sepa quién soy?

Mierda, mierda.

—Entonces… ¿Aleksander? —Voltee a ver a Tatiana, y debió ver confusión porque volvió a preguntarme—. ¿Qué quieres conseguir para ella?

Me quedé en silencio. No tenía ni idea, nunca le he obsequiado nada a… nadie.

—Está bien, empecemos por la básico, —asentí en acuerdo—, ¿presupuesto?

—Ninguno.

—Bien, veamos Lenna no es una persona extravagante y debe ser algo que se pueda ocultar…

—¿Por qué se debe ocultar? —pregunté, y algo cercano a la ansiedad se aprisionó en mi pecho.

Tatiana me observó un momento, soltó un suspiro y recargó su cabeza en el asiento del sofá. —Ella tiene muchos problemas en casa Aleksander, a que grado y cuanto, no estoy segura, pero… hace un tiempo, le ayudé para obtener una lap, y la hice pasar por una compra reflejada en una tarjeta de crédito, y ese gasto lo traspasé a otra. Y lo he estado haciendo desde entonces, gasolina, papelería, cualquier cosa que podría parecer insignificante, cantidades pequeñas se acumulan en su cuenta secreta. —Sus ojos regresaron a verme—. El asunto es, que ella no puede tener nada en lo absoluto, sin que se refleje una compra, una justificación de su existencia, así que tu regalo debe ser algo, fácil de ocultar.

Ella me dijo que nadie podía saber en su casa sobre nosotros, supongo que está relacionado.

—Y, ¿Aleksi? Hay un misterio alrededor de ella, quiero decir, cuantas personas normales, podrían tener una cuenta de ese tipo.

—Ella me habló sobre una cuenta que pidió para su cumpleaños, debe ser alguna cuenta offshore.

—No es solo una cuenta en un paraíso fiscal primo, yo —sus ojos vieron hacia el suelo, esa era su señal cuando estaba avergonzada— yo no pude encontrarla, la verdad es que no hubiera sabido que existía si ella no me la da, y… busqué Aleksi, antes de que me la diera busqué y no encontré nada.

Eso era nuevo, no había nada que ella no pudiera encontrar, así estuviera enterrado en el centro de la tierra. —¿Has encontrado algo más?

—No he buscado, no me parece correcto porque ella es, es mi amiga Aleksander.

—Bueno, no importa, el tío parece ser bastante adinerado y pudo contratar a alguien que hizo un excelente trabajo, y si hay algo que debamos saber, lo sabremos tarde o temprano.

—Eso mismo creo yo —la calma regresó a su cuerpo y volvió a sonreír— entonces, que tal, ¿un móvil?

El regalo, cierto. Era importante, pero me estaba presionando la amenaza de su partida, no podía concentrarme. Si ella se marchaba sin despedirse, si se iba tal como dijo, demasiado lejos y sin detenerse. Si se iba, por lo menos debería saber dónde…

Eso era.

Sentí mis mejillas levantarse por la sonrisa en mi rostro. —Tatiana, necesito que me consigas un dispositivo de seguimiento, de gran alcance y muy, muy pequeño, lo necesito para ayer.

—¿Un rastreador? ¿Qué tan pequeño?

—Lo suficiente para que pueda incrustarse en una piedra.

—Bien, y ¿qué con el regalo de Lenna?

—Un collar. —Puede llevarlo todo el tiempo y ocultarlo para no tener problemas.

Un jodido genio, eso soy, ¡ja!

—De acuerdo, Harry está descartado, no tenemos tiempo para eso, entonces Cart… —el clic de su mouse inalámbrico se escuchaba junto a su divagación—. Eso es, ella es por completo una Tiffany, además tienen entrega express de cortesía, llegará mañana, excelente. —Siguió hablando consigo misma un par de minutos más, hasta que giró la pantalla de su laptop para permitirme ver el contenido—. ¿Qué te parece?




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