Estoy la costa de Francia en lo que antes era Nize, Nicea o algo así... No importa: la Riviera Francesa es el mismo muladar radioactivo que en otros lados. Y todavía mas, la bahía estaba cubierta de peces muertos flotando en el mar, tantos que el agua se ve gris en vez del azul turquesa que se ve en las postales. El olor es increíble.
Me encontré humanos de nuevo y no, no era la rubia como la que vine a buscar sino unos chinos harapientos (chinos o japoneses, ¿que se yo?); iban a ser a Francia lo mismo que un mexicano como yo, buscando cualquier cosa útil.
Lo increíble es que soy el primer humano que encuentran desde quien-sabe-cuanto y lo primero que se les ocurre es intentar robarme: estaba ahí extrañando a la gente y ya la odio de nuevo.
Por supuesto que no pudieron robarme y por supuesto, que tuvieron una muerte horrible; querían quitarme la comida y ahora la suya era mía.
El encuentro no fue del todo en vano, porque al menos me dejó claro que no valía la pena ir hacia al este: su comida me produjo ese hormigueo en las encías que solo producía la radiación. Esos pobres diablos escapaban de su propio holocausto nuclear.
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Por supuesto que la situación en Tijuana no podía durar, era demasiado bello para durar... Atrapé unos gringos tratando de asesinarme, y con atraparlos me refiero a que los maté. De todas las veces que me han disparado, es la primera vez que me quedo como estúpido recibiendo las balas por mas de un minuto y creo que también fue la primera vez que un estadounidense fue cortado en tantos pedazos sin ayuda de una bomba.
El problema y lo que me enojó en serio, fueron sus placas de identificación: eran SEAL, osease los famosos "comandos" de Estados Unidos. Esa era la verdadera razón por la que no había recibido "visitas" de la policía o el ejército mexicano: estaban esperando a que los Yankees hicieran el trabajo sucio.
En ese momento lo vi claro: la gente no sabe apreciar cuando tiene el gobierno perfecto y el orden que necesitan; y yo, por ser su benefactor no estaría tranquilo, hasta que ajustar cuentas con los gobernantes de los países más poderosos. Y con ajustar cuentas me refiero a matarlos, obviamente.
El primer objetivo, fue precisamente el presidente gringo por ser el más cercano y por ser el primero enviar gente a asesinarme; ademas, el presidente había perdido un saco de soldaditos de juguete... tenía que devolvérselos ¿no?
La parte de cruzar la frontera con un saco de restos humanos ... bien, no fue una de mis ideas más brillantes; el señor oficial de inmigración no lo tomó muy bien y de ahí las cosas escalaron rápido.
Robé una patrulla, y en apenas veinte minutos de camino, tuve mi primer contacto con una bomba. Exacto: nada de policías o el equipo SWAT de las películas. Esos cabrones debían estarme vigilando desde hace tiempo.
Ser bombardeado es como ser golpeado en la cara muy, muy fuerte; luego un jalón que te lleva volando. No me lastimaba, ¡pero ah, como aturde! y lo peor era que todo eso hacía mi avance más lento.
Estados Unidos es un país grande y cada vez que tomaba un auto, una bomba lo reventaba y mi me levantaba unos veinte metros en el aire: me tomó casi dos meses llegar a Washington DC, solo para encontrar la Casa del Presidente vacía: Un fastidio.
Ni siquiera tuve tiempo de dar una visita turística por la Casa Blanca y mear todos los retratos, cuando (como no) una bomba lo reventó todo.... Cretinos.
Movieron al cobarde en jefe varias veces por toda la Costa Este para escapar de mí y yo tres pasos atrás de ellos, volando por los aires a cada rato por culpa de las bombas; y no podía hacer nada porque las arrojaban desde aviones, donde yo no podía hacerles algo.
Mala suerte para ellos, me encontré un bunker en Pennsilvania que resultó ser un centro de comando estrategico con acceso a armas nucleares. Este es el punto en el que te das cuenta como las películas de acción te han mentido: te dicen que para acceder a misiles nucleares tienes que meter complicados códigos, guardados celosamente por altos mandos y con llaves que tienen que girarse simultáneamente...
En realidad, todos esos controles son fáciles si ya sabes usar un smartphone; ni siquiera la contraseña fue difícil ya que me tomó media hora averiguarlo (en serio: ¿"whitehouse123"?)
Solo puse el dedo (pantalla touch) por todo el mapa de Estados Unidos: cada punto rojo, una ojiva termonuclear: ¡Boom! chúpate esta, cretino.
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Tuve otro sueño
Estaba otra vez en la calle del Pípila, la gente caminando y los carros moviéndose por las calles. camino por la banqueta y la gente me observa con asco, me miro los pies y están mugrosos, sin zapatos y con las uñas negras; siento el pavimento caliente en las plantas de los pies, siento las moscas volando sobre mi cabeza. Luego despierto.
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Y a todo esto, se estarán preguntando ¿que era del mundo mientras les pateaba el trasero a los gringos? Bueno, corriendo en círculos y totalmente en pánico supongo.
Los otros países solo sabían que los gringos estaban peleando con "algo" y no solo eso, estaban perdiendo. Yo estaba ocupado, siendo arrojado de un lado u otro así que no tuve tiempo de darle una explicación a nadie; tal vez no me hubiera importado en todo caso.
He encontrado algunos fragmentos de la "entidad hostil" que según ellos era yo y -se van a reír- me dibujaban casi como un duende: piel verde, orejas puntiagudas y a veces, más de dos ojos.
La idea más común era que era un invasor que vino del espacio con malas intenciones ¡Y vaya que si lo creían! Una vez que terminé con los americanos, me topé con una sólida línea de buques de guerra alineados a lo largo de la costa del Atlántico.
A decir verdad, era algo conmovedor, ya saben: barcos de guerra de todas las formas y naciones que puedan imaginar... de Rusia, China, México, Argentina, Gran Bretaña; todas las naciones por fin unidas, aunque solo fuera para matarme.