Una atmósfera opresiva invadía la gran sala de conferencias de la familia Wilson. Todas las personas alrededor de la larga mesa de conferencias estaban sentadas rectas, con los ojos fijos en Frances como si fuera una bomba de relojería a punto de estallar en cualquier momento.
Ella estaba de pie en el centro de la sala con una carpeta en la mano, canturreando en su interior: «Que no cunda el pánico, cálmate, respira hondo ......» Pero era la palabra «cálmate» la que le resultaba tan difícil de tragar. Casi podía oír los latidos de su propio corazón, como si toda la familia estuviera observando su broma.
──La situación financiera de la empresa familiar había llegado a un punto crítico. Andrei fue el primero en hablar, en voz baja, como un fantasma maligno que emergiera de la tierra. ──Si no tomamos medidas eficaces, la marca de lujo de la familia Wilson está a punto de cerrar sus puertas.
El aire se congeló al instante, los ancianos de la familia empezaron a murmurar, cada palabra de Andre era como un cuchillo, que se clavaba directamente en el corazón. Frances sabía que a André le encantaba complicarlo todo, y lo que mejor se le daba era amenazar, siempre por cualquier medio. Para decirlo sin rodeos, quería el control de la familia, aunque eso significara pasar por encima del cadáver de ella.
──Entonces, André, ¿cuál es tu plan? Frances trató de mantener la calma, con voz pausada, pero el corazón le daba un vuelco. Sabía que era el momento de contraatacar. Un contraataque infernal, le temblaban los dedos y la carpeta casi se le cae al suelo.
Andrei enarcó una ceja y esbozó una de esas sonrisas desdeñosas. ──Simple: reorganizar la estructura de la empresa, recortar gastos, malgastar un céntimo menos. Mientras pueda conseguir más acciones, los inversores externos tirarán naturalmente el dinero y ¿no se solucionarán los problemas financieros?
Frances casi se ríe a carcajadas. ──Bueno, «recortar gastos» es una buena idea, Andrei, está realmente «llena de corazón». Si pudiera dejar de pensar en eso, podría sentirse como si no estuviera en una película de ficción sobre catástrofes. Pero, ella entendía la guerra, que había comenzado hace mucho tiempo.
──Si crees que puedes resolver el problema sólo con recortar gastos e inversiones externas, entonces tengo que decirte que sigues siendo demasiado ingenuo. Levantó la vista con una determinación en los ojos que no podía ignorarse. ──Tengo una nueva estrategia empresarial que puede hacer frente a los cambios del mercado y no sólo estabilizar la base de clientes existente, sino también abrir nuevos mercados. Innovación de marca y personalización de gama alta, ese es el camino que vamos a seguir.
André ríe suavemente. ──Vaya, qué visión tan maravillosa, suena a tesis avanzada de escuela de negocios. Pero a lo que nos enfrentamos ahora es a una crisis financiera inmediata, no a una teoría de quimera.
Ella respira hondo, no quiere dejarse llevar por su provocación. ──La realidad es que si no nos alineamos con el mercado, tarde o temprano la familia se verá metida en un atolladero. ¿Cuánto crees que durarás con una inyección de capital a corto plazo?
El rostro de André cambió, y la frialdad de sus ojos casi podía congelar a la gente. ──No estoy debatiendo contigo, Frances,‖ se mofó, ──La familia sólo puede acabar con todos perdiendo si no me apoyan.
Sus palabras atravesaron su pecho como una flecha fría, y su corazón latió tan violentamente que casi se olvidó de respirar. Amenazas, ni hablar. Pero aquí, las amenazas eran un accesorio habitual, y Andrei las utilizaba con pureza y familiaridad. Ella sabía que él estaba intentando echarla de esto, incluso borrar su existencia de la historia familiar.
Se obligó a calmarse, recordando el lema «Las amenazas no cuentan» en su cabeza, y finalmente resistió el impulso de devolver el golpe con fuerza. ──¿Crees que las amenazas funcionan, Andrei? Olvidas que podemos elegir.
La comisura de los labios de Andrei se curvó en una mueca. ──Tus supuestas «opciones» no valen nada. Ahora la familia no se basa en opciones, sino en la realidad. ──Cuando dijo esto, sus ojos estaban llenos de determinación, el tipo de persecución que parecía que podría arrinconarla por completo.
El ambiente de toda la sala de conferencias se tensó y los miembros de la familia empezaron a cuchichear. Algunos estaban claramente impresionados por las palabras de André, mientras que otros permanecían en silencio o fingían no escuchar, como si no pudieran ver la evidente lucha de poder. El estado de ánimo de Frances era como caer en un sótano helado, tan frío que casi temblaba. Sabía que la lucha de poder no había hecho más que empezar y que Andrei la consideraba claramente una «enemiga».
Tras la reunión, los miembros de la familia se dispersaron y Frances salió de la sala sola, con una sensación de soledad que nunca antes había sentido. Miró su teléfono móvil y apareció un mensaje de texto anónimo. ──Ten cuidado, André ya está tramando un complot contra ti.
Se quedó paralizada, con el corazón a punto de detenerse. El mensaje parecía venir del futuro y le hizo sudar frío. Pero sabía que algo así podía ser una alucinación de ansiedad, o que alguien de la familia que no la apreciaba estaba creando problemas. Sin embargo, la inquietud que se extendía por su corazón parecía imposible de ignorar.
Respiró hondo e intentó reconducir esta confusión a la órbita de la cordura. ──Bueno, al menos ahora tengo una opción: seguir luchando en esta guerra tácita o ser engullida por esta familia. El teléfono se deslizó hasta el escritorio y su determinación se hizo instantáneamente más fuerte. ──He tomado una decisión, y no puedo echarme atrás en cada paso siguiente.