Frances estaba de pie en la sala de reuniones de la familia Wilson, con los ojos recorriendo a los miembros de la familia sentados a ambos lados de la larga mesa. El aire estaba cargado de presión, como si todos estuvieran esperando el estallido de algo grande. André estaba sentado a la cabecera de la mesa, con el rostro inexpresivo y una mirada tan profunda que uno se preguntaba si estaría urdiendo algún complot en secreto.
──No lo entiendo, ¿qué pruebas tienes realmente? La voz de André era grave y encerraba una amenaza que no podía ser ignorada.
Ella enarcó una ceja y pensó para sí misma: ──Oh, genial, cuánto tiempo he esperado este momento.
──¿Crees que no estoy preparada? Se burló, sacando una pila de papeles de su bolso y empujándolos suavemente sobre la mesa. Había varias piezas de información confidencial esparcidas, exponiendo sin miramientos los flujos internos de dinero y las irregularidades de la familia Wilson.
Al ver que la cara de Andre cambiaba ligeramente, supo que había tenido éxito, al menos temporalmente.
──¿Qué crees que puede hacer esta prueba de papel? Sonrió fríamente: «El poder de decisión de la familia siempre ha estado en mis manos, ¿y vosotros queréis desafiarme?».
Hmph, es tan confiado que dan ganas de reír.
El ambiente en la sala de conferencias se enardeció de repente. La gente discutía en voz baja, sus ojos iban y venían entre Andre y ella. Sintió que su partida de ajedrez empezaba a funcionar un poco, aunque sólo al principio.
Respiró aliviada, pero en el fondo sabía que Andrei nunca admitiría la derrota tan fácilmente. Sus tácticas de poder no eran para los débiles de corazón. La batalla de hoy no fue suficiente.
Pocos días después, una negociación con la familia Carter interrumpió su agenda. Se trataba de un proyecto de cooperación de lujo, una oportunidad que la familia Wilson necesitaba desesperadamente; si ella podía aprovecharla, aseguraría su posición en la familia. Por desgracia, la realidad siempre es una broma.
Alex Carter se había hecho con el proyecto en un santiamén, firmando el contrato y anunciándolo primero a la prensa, pillándola desprevenida.
──Maldita sea. Frances se puso furiosa al instante. Sabía que la mano de Alex tanto la había hecho perder comercialmente como le había dado una sonora bofetada psicológica.
──Parecía que los Carter siempre golpeaban cuando los demás más lo necesitaban. Bajó la voz, con una pizca de sarcasmo curvando las comisuras de los labios, pero no levantó la vista hacia él.
Alex levantó la mirada, con un imperceptible matiz de burla en sus ojos azules.
──Me he arriesgado y deberías agradecérmelo, Frances.
¿Darte las gracias? Ella casi no se rió.
──¿Gracias? resopló──. ¿Cómo voy a darte las gracias por robarme mi proyecto más importante y obligarme a mendigar? ¿Crees que tengo la cabeza metida en la puerta?».
Él sonrió levemente, con una luz esquiva parpadeando en sus ojos.
──No te estoy obligando, tienes todas las opciones. Sólo que, considerando la situación de tu familia Wilson, creo que cooperar conmigo podría ser una sabia elección para ti.
¿Una sabia elección? Para ti es fácil decirlo, qué tipo tan desvergonzado. Respiró hondo y se obligó a mantener la calma, intentando que sus emociones no estallaran.
──Podemos hacer un trato. Apenas mantenía un tono calmado, pero por dentro estaba en oleadas. Sabía que no se trataba de una simple negociación y que había más intriga escondida detrás.
Alex asintió, como esperando a que ella hablara.
──Por supuesto, podemos sentarnos y hablar. Pero debo advertirte que no eres la única con opciones.
Estupendo. Frances se burló sombríamente, aquello le sonaba tan familiar, como uno de esos altos mandos a los que les gustaba amenazar a la gente.
Las negociaciones fueron sorprendentemente bien. Al final, llegaron a un acuerdo provisional y secreto. Frances admitió que este compromiso era probablemente la única opción para salvar la cara de su familia. Pero en el fondo sabía que sólo era un acuerdo de alto el fuego temporal y que, en el futuro, seguro que encontraría la forma de salirse de él.
De vuelta a casa, Frances se sentó y abrió el móvil con el corazón acelerado. El correo electrónico era anónimo y adjuntaba un documento en el que se detallaban las transacciones de Alex, algunas de las cuales eran incluso operaciones deshonrosas. Su mirada se detuvo un momento en el documento, y una punzada de inquietud surgió en su corazón.
──Alex, la verdad es que no parecía tan sencillo.
Guardó el archivo en una carpeta cifrada, con los ojos vidriosos. El siguiente camino no estaba destinado a ser fácil, y ella nunca se convertiría tan fácilmente en el peón de Alex.
Echó un vistazo a la última línea: «Si quieres protegerte a ti y a tu familia, debes tener cuidado con Alex Carter».
Las palabras estallaron en su mente como una bomba, mareándola. Cerró los ojos y respiró hondo, pero su mente estaba aún más decidida: no había vuelta atrás, no tenía más remedio que seguir adelante, averiguar cómo romper el hielo, alejarse de la tentación del trato que tenía delante y que le estaba dando ganas de morir.