Poder y justicia

Capítulo 20

Melania.

 

 

Estuve semanas sin dormir. El rostro de aquel hombre venía a mí cada vez que cerraba los ojos. Escalofríos surgían por las zonas en las que me había tocado sin consentimiento. Y después, si conseguía caer en el sueño, veía aquellas manos de agua estrangulándome. Fue más de una las noches que despertaba a Briccio debido a mis gritos y él acudía a calmarme. Solo podía descansar algunas horas si sentía su respiración pausada y sus brazos rodeándome. Era el único momento en el que me sentía segura.

—Melania… ¿Llegó a hacerte algo?¿Quieres hablar de ello? —me preguntó uno de los desvelos nocturnos que compartimos juntos.

—Yo…

No conseguía eliminar la sensación de sus manos sobre mi cuerpo. Por mucho que frotara mi piel con la pastilla de jabón. Por mucho que me cambiara de ropajes o que durmiera sin ellos. Aún le sentía sobre mí, abriendo mis piernas a la fuerza y su mano apretando mi cuello.

Las lágrimas se deslizaron por mi rostro y empezaron los temblores. Briccio me acarició el pelo y me abrazó. Su cuerpo me recordaba mucho al de padre. Ancho y grande. Me hacía sentir pequeña y protegida.

—No llegó a hacerme lo que el quería. Pero el proceso… Fue de las peores experiencias de mi vida… Me sentí como un trozo de carne. Como si no le importara el daño que me estaba haciendo —dije con la voz temblorosa.

Briccio me abrazó más fuerte.

—Melania… Siento haceros más preguntas pero necesito saber que ocurrió. Ese hombre murió ahogado y… vos no tenéis la fuerza suficiente para hacerlo. Y estabais sola con él cuando os encontramos.

Las manos de agua surgiendo del arrollo. Aquella imagen me heló la sangre y entonces me santigüe como acto reflejo mientras temblaba.

—El Gran Poderoso no me perdonará nunca si digo en voz alta lo que vi. —Miré a Briccio. Sentía como mis ojeras ejercían peso debajo de mis párpados—. Aquello que pasó… No tiene una explicación lógica… Es lo mismo que los lobos en el primer viaje a Holz. Creo que me estoy volviendo loca, Briccio.

Se quedó unos segundos en silencio masticando las preguntas que me haría posteriormente:

—¿Y si os dijera que no estáis loca, Melania?¿Y si os dijera que lo que visteis es totalmente real?

Aquello me sorprendió enormemente. No entendía a lo que se refería, así que continuó:

—Se muchas cosas que no sabéis. Y tengo unas sospechas de lo que pudo haber ocurrido. —Cogió mis manos y las miró—. ¿El agua tomó vida propia a su lado?¿El agua le protegió?

Entonces aparté mis manos de golpe mientras le miraba. Mi temblor había terminado y había dejado espacio a una tensión total en mi cuerpo.

—¿Cómo lo has sabido?

No obtuve respuesta por su parte, supuse que estaba buscando las palabras correctas para explicarme. Me puse de pie mientras le miraba.

—Siento que padre y vos nos habéis ocultado mucha información desde nuestra existencia a mi hermana y a mí. Ahora quiero que empecéis a decir la verdad. Completa.

—Soy un hombre de honor y juré por mi reino que no diría nada porque no me corresponde el hacerlo. —Se puso de pie y tuve que levantar la cabeza para seguir mirándole a los ojos—. Si es cierto y el agua cobró vida a su lado, entonces acataré las ordenes que me dio mi rey. Nos prepararemos para partir al Monasterio Iluminado en unos días. Cruzaremos el bosque. Nos alejaremos del muro, hacia el oeste.

No entendí muy bien por qué en ese momento debíamos partir al Monasterio. Recordé que padre me lo mencionó la última vez que nos vimos. No obstante, desconocía las órdenes privadas que le había enmendado a Briccio.

La falta de sueño y el miedo constante me impidieron quejarme ante la nueva decisión de Briccio. Fue a la mañana siguiente, cuando le escuché contarle el nuevo plan a sus hombres, que me percaté de lo peligrosa que era aquella orden de su rey.

—Hermanos míos, lo que nuestro rey predijo por fin ha ocurrido y mucho antes de lo previsto —escuché la fuerte voz de Briccio desde mi tienda. Abrí la capa de telas para poder verle con discreción—. El agua ha escuchado a nuestra futura reina. El despertar ocurrirá pronto. —De la nada lo hombres empezaron a gritar eufóricos, incluso se abrazaron entre ellos. Briccio, que se encontraba sobre uno de los carruajes de madera, hizo un gesto con las manos para que bajaran la voz—. Pero el peligro no ha terminado para nosotros, hermanos. Debemos emprender el viaje hacia El Monasterio Iluminado y eso significa tener que cruzar el bosque de Banelux.

Se hizo el silencio. Pero no escuché replicas ni llantos. No hubo una histeria colectiva como ocurrió con las guardias nocturnas. Era como si todos aquellos hombres hubieran sabido desde el primer día que aquel momento llegaría algún día.

—Muchos de nosotros no llegaremos con vida. Este bosque está lleno de criaturas que desconocemos. A los seres mágicos no les gustan las almas impuras y pecadoras como las nuestras, hermanos míos. Debemos completar nuestra labor en este mundo y es el mantener la vida de nuestra heredera y salvadora. ¡Que el general Carian nos guíe!¡Por los Reinos!¡Soy soldado de Kälte!¡En mi sangre corre el invierno!

—¡En mi sangre corre el invierno! —gritaron todos al unísono.

—En mi sangre corre el invierno —susurré para mí misma.

Cerré la cortina de mi tienda y me senté en mi cama, pensativa.

¿Cómo que el agua me ha escuchado?¿A que se refiere a que el despertar ocurrirá pronto? Las dudas llenaban mi mente y antes de entrar en pánico empuñé la pluma y apunté en una de mis encuadernaciones lo que había pronunciado Briccio y lo guardé entre los apuntes de Lucrecia. Cada vez los hilos argumentales estaban más vinculados entre sí y mi fe por El Gran Poderoso no daba ninguna explicación que me pareciera razonable. Si Briccio dijo que el agua me había escuchado… ¿Quería decir que aquellas manos que me salvaron en el riachuelo las había creado yo?



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En el texto hay: edad media, reinas y princesas, brujas

Editado: 28.12.2022

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