El verdugo del rey está condenado a ser perseguido por las consecuencias de sus actos pasados. Juró en su último aliento que no permitiría que su mente fuera cegada por la sed de venganza. Prometió a la mujer que una vez deseó que no caería en la tentación de la violencia y la muerte.
Por eso su alma fue marcada.
Su carne guarda en el interior la fuerza de una tormenta eléctrica. En su armadura de hueso esconde el espíritu de un antiguo guerrero que colgó su yelmo y espada. Y en su corazón, el arrepentimiento de haber fallado a las personas que amaba.
El marcado por El Rey de las Bestias, quien perdió su verdadero rostro. El esclavo del carcelero del caos.