Todos están inmóviles, contrario a lo que paso con los fundadores, estos no se inmutan cuando me ven caminar hacia ellos, no tratan de huir, pero supongo que es por el shock, su mirada lo dice todo, me temen, temen por ellos. Aun así, no es a ninguno de ellos a quien me dirijo, camino con mi mirada fija en la pila de escombros frente a mí, quito tabla y concreto con mis manos hasta que un chico tembloroso y lleno de mugre yace en posición fetal.
Su piel es trigueña, se notan los años bajo el sol, tiene el cabello castaño oscuro recogido en una coleta, pero ya varios mechones se han liberado y posan sobre su cara, me recuerda a algo, pero no sé exactamente que o a quien. No es importante ahora.
̶ ¿Quién eres? – le digo más brusco de lo que pretendía.
El chico quita los brazos que mantenía sobre su cabeza a modo de protección, dejando ver unos grandes y asustados ojos marrones, parpadea varias veces, confundido, casi creo que podría no tener memoria como yo, pero lo desecho, algo en él me dice otra cosa.
̶ Hawkins – susurra con voz grave – Timothy Hawkins.
̶ Bueno Hawkins – le digo levantándolo por el brazo – es hora de que nos vayamos.
Parpadea de nuevo, más confundido que antes, pero no hay tiempo, sin soltarlo, lo arrastro conmigo hasta llegar al profesor tumbado en el suelo, consciente pero inmóvil.
̶ Debe llevarlos a un lugar seguro – le digo asiéndolo con mi mano libre y arrojándolo contra los demás chicos y profesores.
No me detengo a oír respuesta o verlo actuar, con el chico aun sujeto, comienzo a correr en la dirección contraria, el comienza a seguir mi ritmo de a poco, pero no hace por soltarse, corremos calle abajo sin rumbo, hasta que, de pronto, quien jala esta vez es él, llevándome consigo a un callejón y luego entrando por una puerta hasta una casa que parece ha sido abandonada.
Tapa mi boca y mantiene su cercanía a tal punto que inhalo su respiración, sus ojos me miran tan fijamente que siento que puede ver a través de mí, el miedo se inyecta en él pero también otra cosa, una pregunta.
¿Por qué no lo mate?
Quiero apartarlo cuando los escucho, varios pasos acercándose, la presión sobre mi cara incrementa al punto que duele, dejo de respirar y él hace lo mismo, nos apretamos contra una pared lejos de las ventanas y la luz, esperando fundirnos con la oscuridad, los segundos me parecen horas mientras los pasos se alejan, pero ninguno se mueve o respira durante otra eternidad, hasta que el chico cierra sus ojos y suelta el aire que contenía, dejando caer su cabeza contra mi hombro.
Poco a poco, dejo salir el aire también, me quedo quieta hasta que el muchacho se incorpora rápidamente y se aleja, siento mi cara entumecida por su presión, la masajeo un poco antes de salir de la oscuridad y seguir al joven.
̶ ¿Hay más? – susurro con cautela.
̶ Puedes hablar en tu tono normal, ya se alejaron – dice el otro mientras se desploma sobre un sillón y cierra sus ojos –, hay diez además de Persuasión, que de seguro estará furioso por el golpe que le diste.
Lo miro con la cabeza inclinada mientras me siento frente a él, no hay tiempo, debemos salir de aquí, pero al fin veo a alguien como yo, frente a frente, algo dentro de mí se consuela al saber que no soy la única con esta clase de habilidades.
̶ ¿Cómo supiste de mí? – pregunto.
̶ Es lo que hago – dice aun con los ojos cerrados – soy un buscador, siento a personas como tú o como yo, mientras ellos reclutaban en la otra ciudad, fue inevitable no sentirte ahí, y ellos rápidamente llegaron acá.
̶ Ustedes – corrijo – ustedes reclutaban y ustedes vinieron a cazarme. Al fin abre sus ojos, se nota cansado, pero se incorpora.
̶ Ellos – corrige de vuelta poniendo énfasis en la palabra – tú misma lo dijiste hace no más de treinta minutos, no todos ansiamos ser parte de los fundadores, a mí me secuestraron igual que a muchos otros y me han forzado a ayudarles desde entonces.
Para su sorpresa, sonrio, él me mira sin entender, incluso molesto, como si pensara que su historia me divierte.
̶ Por eso no te mate – le digo – sabía que no estabas por tu voluntad. Sonríe a medias, alivio atravesando su rostro.
̶ Debemos salir de aquí – le recuerdo levantándome bruscamente – de preferencia antes de que nos encuentren de nuevo, ¿algún plan?
̶ Hay dos salidas de esta ciudad – reflexiona sin apartar su irada de mi – ambas flanqueadas por tres fundadores cada una, los demás buscan al otro…
̶ ¿Qué otro? – le interrumpo volviéndome a él, ¿será posible? Él en cambio, contempla un punto más allá de mí trabajando su mente (o su habilidad) al máximo.
̶ Al llegar a la ciudad sentí a otro poderoso – explica – así que el equipo se dividió, unos para buscarte a ti y otros para él o ella, aun puedo sentirlo, al parecer, el otro equipo no ha dado con él.
̶ ¿Cómo es posible?
̶ Soy el único buscador que han encontrado hasta el momento, como tú eras más poderosa, decidieron que eras prioridad, por eso yo estaba junto a Persuasión, mientras otro grupo ha estado trabajando en encontrar a la otra persona.
Hay una pequeña mesa con tazas y papeles, el chico arroja todo al suelo y comienza a dibujar con sus dedos en la superficie, espero que algo aparezca en la madera debido a su habilidad, pero no hay nada, supongo que lo hace para sí mismo.