Al partir, mi alma en pedazos,
vagando en la penumbra de tu ausencia,
ahoga en el silencio tu recuerdo.
Ya no espero que una nueva primavera
Adorne una vez más nuestro jardín.
Si es que el amor del mismo amor se nutre,
no fui, tal vez, maná sagrado para ti.
Será esta muda despedida
semilla fértil en mi corazón inerte.
Y veré mañana, al mirar atrás,
en el vacío espacio que ocupabas,
la tenue sombra de un sentir difuso,
y entenderé que en este doloroso adiós
hallé la fuerza para amar un poco más.