Profano templo que alberga
mi irreverente fuego.
Mil noches extraviado
en la penumbra de tu lecho,
cual bacanal privado
vibramos de éxtasis sin tiempo.
Fiel locura de un momento
sin nombre ni recuerdo
que sacudiste mis penas
como arenas en el viento
¿Qué motivos te movieron
a abrigarme entre tu cuerpo?
¿Es tu entrega y el silencio
un castigo o un consuelo?
De mi soledad el vicio,
tu dulzura, mi tormento.