Se que contándote esto
voy a alimentar tu orgullo,
y aún así me arriesgo a decirte
que mi corazón es tuyo.
El día en que nos conocimos,
y te acercarste a saludarme,
Cupido estaba serca,
y no perdió la oportunidad de flecharme.
Me le había escapado varias veces,
pero esta vez no resulto,
y por más que lo intenté
el amor me venció.
Tu tal vez no te diste cuenta,
porque se muy bien disimular,
pero desde ese momento,
yo te empecé a amar.