Escribir poemas me lleva a lugares y situaciones que habitan en mis propios recuerdos. He notado en mí una falta de lectura poética, algo que se vuelve evidente al revisar mis primeros borradores. Sin embargo, también reconozco que esa carencia ha moldeado mi estilo: tiendo a contar pequeñas historias entre líneas, donde otros autores prefieren explorar emociones o estados del alma. Algo de ese nicho he heredado, aunque lo traduzco a mi manera.
Me gusta narrar sucesos que reviven a través de los versos. No siempre explico su existencia: prefiero que se insinúe, que se respire entre líneas. Y considero que esa es la magia de escribir poemas. Dejemos que el recuerdo se transforme en atmósfera, y que la duda curiosa sea quien abra la puerta a nuevas posibilidaades del sentimiento.
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Editado: 25.10.2025