Desolación,
la naturaleza se destiñe en seco.
Las brisas que hacían bailar a las flores
se detienen en la eternidad absoluta.
La melodía de los árboles
que se hacían fuertes en las sombras de la noche
se quedaron sin sonido.
El calor de las llamas no puede derretir la frialdad
de los cercos que atan los caminos inexplorados.
Sólo escucho el latir del amor que no se encuentra
y el crujir de las hojas abandonadas
en los oscuros inviernos
que anhelan el calor.