Abandonado en las estrellas
su voz se marchó en las horas.
El dolor condecora
la herida que profundizó ella.
Duelen las marcas y las huellas
que caen sobre el aura,
con el reflejo de un aurora
que en la noche destella.
Las gotas del alba al crecer
derraman lejos del sonido.
Me veo desvanecer
oculto en el oscuro ruido.
El estruendo podía vencer
las amenazas de mis demonios
hasta que el frío lo pudo romper
a través del crujir del otoño.
Recuerdos apuñalan fuerte
los destellos del subconsciente.
Poco cuerdo el cuervo invierte
el deseo que se hallaba latente.
Profundo me hundo en la mente,
verme sin ente ni suerte
sucumbe el penumbre presente.
Inconsciente el incidente.
Engorroso canto oyendo,
callando mis madrugadas,
anula y estalla cimientos,
y llega al vuelo plano.
El sollozo llanto yendo,
llamando lloviznas en llamas.
Llanuras en mis yacimientos
llenan el suelo llano.
Ya no soporto.