Coquetié con la muerte,
le preparé un coctel que me hizo más fuerte.
Aunque no concreté, el deseo era inerte
y ni verte fue hiriente, mi ser se resiente.
Recien te cercené y cené ese ambiente,
cercioré lo certero que era mi subconsciente.
Mente congruente respecto a lo que siente
el alma valiente, corazón resurgente.
Ese monoambiente triste y diluyente
incendió lo que hoy es casi inexistente,
cenizas y trizas se borraron del presente,
en terror el estado ha estado ausente.
Reprimen e inhiben la voz de su gente
dejando de lado la prisa urgente,
deprisa divisan el caos inminente,
el fracaso ocasionó el ocaso impaciente.
He tenido que soltar y forjar débilmente
un sustento que ostentó en mi arte su suerte.
Me arde lentamente el sudor en mi frente,
la corriente se lleva la calma inherente.
Cuan paciente esté este ser sonriente
un paciente será en su punto siguiente,
se miente entre tanto pudor subyacente
que emana ideas que quedan enfrente.
Enfrenté con constancia la malicia del ente,
sustancias que anestesian sustancialmente.
Criterios crecieron de forma diferente,
incipiente concepto parte del incidente.
Conllevo con llaves ese accidente,
llanuras selladas llevo arduamente
marcadas para no caer nuevamente
en el profundo y oscuro abismo regente.