No soy lo que finjo ser detrás de la máscara que finjo tener,
juego a ser escritora, pero en verdad no lo soy
y después de estas letras que he fingido escribir
no me queda nada.
No soy más que la espuma del mar que llega a la orilla,
ni más que el polvo del desierto sin rumbo fijo,
ni menos que el gorrión herido que huye a la colina,
no soy más que el grano de maíz que espera el temporal.
El juego continúa,
las horas son pausas en el tiempo y yo sigo aquí,
sentada en mis sueños.
Juego a ser escritora,
a correr hacia el tímido sol,
a gritarle a la extrovertida noche.
El juego continúa,
ahí donde nacen los mártires,
pequeños y valientes,
embeleso sus heridas, cobijando sus muertes.
El juego continúa,
ahí donde nacen los amantes,
sórdidos y tenaces,
reivindico a sus devotos, entregándolos en sacrificio.
Se convierten en un vaivén de elecciones,
de palabras incongruentes,
entonces llegan a su fin y todos vuelven.
Quise ponerles títulos a mis emociones
y entonces ellas huyeron,
quise escribirles historias a mis amores
y ellos callaron,
quise conquistar tu tenue pensamiento
y este se volvió sombrío,
y el juego continúa.
El día que descubras mi máscara,
no la quites, no la uses,
deja que mi rostro abra los ojos por primera vez,
permite que se angustie por necesidad,
deja que salte sobre los peldaños,
permítele que se lamente,
deja que se consuele,
mientras juega.
No soy lo que finjo ser detrás de la máscara que finjo tener,
juego a ser escritora,
pero en verdad no lo soy
y después de estas letras que he fingido escribir
no me queda nada.