Una rama se desprende del cerezo donde posa,
el otoño la tomó por sorpresa.
Su piel es frágil quebradiza al tacto,
sus pulidas flores, inocentes pétalos,
atraídas por el viento cruzan los cielos.
Con el paso de los días recorren el bosque
inconstantes y solitarias,
beben a sorbos de un efímero arroyo
que les concede un deseo.
Al llegar el invierno se esconden en un pueblo lejano,
el tenue sol de la mañana las descubre,
pero ya no son las mismas flores jóvenes
e ingenuas que descendieron aquel otoño.
Impregnadas por el viento y la lluvia,
matizadas de consuelo y cobrizos tintes,
han cubierto sus heridas,
han cumplido su destino.
Ya no juzgan ya no sueñan,
frágiles flores de cerezo,
se posan sobre la cornisa de una estancia cualquiera,
suspiran y callan en el encuentro de un par de extraños,
de un par de amantes que ceden a sus pasiones,
que se excitan con sus besos
y se lamen sus cicatrices,
jóvenes flores de cerezo,
son como ellos,
el otoño también los tomó por sorpresa.
***
Déjame saber que le has encontrado sentido a estos versos libres,
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