El amor, dulce y eterno sentimiento,
un lazo que une con fuerza infinita,
un suspiro que enciende el firmamento,
y al corazón llena de alegría bendita.
El amor, tierno y valiente guerrero,
que lucha en el campo de las emociones,
que siempre encuentra el camino certero,
y despierta en nosotros las más bellas sensaciones.
El amor, ciego pero sabio consejero,
que no entiende de distancias ni fronteras,
que vuela sin miedo, como un mensajero,
y lleva consigo las promesas verdaderas.
El amor, poderoso e inquebrantable,
que atraviesa montañas y océanos,
que vence cualquier obstáculo inamovible,
y transforma nuestros sueños en soberanos.
El amor, mágico y generoso abrazo,
que nos acoge en sus cálidos brazos,
que nos envuelve en un hechizo duradero,
y nos hace sentir completos y poderosos.
El amor, sublime y puro sentimiento,
que nos hace mejores, más humanos,
que nos enseña el valor del cimiento,
y nos muestra que el mundo es hermoso y sano.
¡Oh, amor, qué difícil es definirte,
en palabras, poemas o canciones!
Pero siempre estás ahí, dispuesto a servirte,
a dar sentido a nuestras vidas, a nuestras ilusiones.
Eres la fuerza que mueve al universo entero,
la respuesta a nuestras preguntas más profundas,
y aunque a veces nos cause desespero,
el amor siempre es la razón más fecunda.
Este poema, humilde homenaje a ti, amor,
es solo una chispa en el vasto océano de versos,
pero mi corazón te guarda con fervor,
y tú, amor, siempre serás lo más alegre y diverso.