Nací en el margen, donde el mundo no mira,
donde los ojos juzgan y la voz se retira.
Me llamaron “extraña”, me dijeron “no encajas”,
pero en mi pecho arde un sol que nunca se apaga.
Me echaron al borde, me quisieron borrar,
pero mis raíces rompen el suelo al brotar.
No soy de sus moldes, no sigo su guion,
mi alma es un grito, mi pulso un rugido.
Soy la chispa en la sombra, la furia en la piel,
la que danza en el frío con un brillo cruel.
No me pidas que baje, no me pidas parar,
mi corazón es tormenta, no lo puedes domar.
Sus susurros me hieren, sus dedos señalan,
pero en mi risa rota las cadenas estallan.
Cada paso que doy quiebra su realidad,
soy la reina exiliada, mi corona es verdad.
No me escondo en su pena, no me quiebro en su ley,
soy la llama que crece donde nadie se atreve.
Si me cierran las puertas, las haré estallar,
porque el fuego en mis venas no sabe callar.
No soy su víctima, soy relámpago y voz,
soy la noche que canta y deshace su adiós.
Si el mundo me rechaza, que tiemble al mirar,
porque esta chica marginada no va a renunciar.
Soy la reina del borde, la luz en lo gris,
la que pinta su cielo donde nadie la vio.
No me pidas que calle, no me pidas rendir,
soy la llama eterna y el mundo es mío al fin.
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Editado: 24.08.2025