Nunca creí que dibujara
Con rústicas manos, una flor
Tierna y cálida como si la aurora
De verdad por ella sintiera amor.
Me dijeron y sonreí
Me costó creer y no creí
Que pudiera dibujar igualito
A una tierna flor de pajarito.
Parece sonreírme desde la hoja
Con los colores que fui capaz de pintar
Y como de vergüenza, blanca su foja
La de la hoja, se vino a tornar.
Nunca creí que fuera capaz
De dibujar con delicadeza
Lo que en mi cabeza
Se vino a engendrar: ternura, amor y paz.
J.P.