EN AQUELLA OCASIÓN

En aquella ocasión había llorado sin parar,

Desde la dorada mañana, la roja tarde, hasta la negra noche...

Me encontraba perdida

Entre las sombras y la luz,

Vagamente distinguía

Qué era lo uno o lo otro...

En aquél entonces

No había logrado tocar ni un sólo cristal de luz,

Ya mi piel palidecía,

A falta de aquél brillo mágico,

Que revive cualquier alma que quiere morir,

Cualquier alma que ha muerto...

Hasta que nuestros hilos se encontraron,

El brillo del sol se reflejó en tus ojos y mis sombras empezaron a blanquecer

Y mis sombras se volvieron nuestro aposento...

No imaginaba que aquél cristal, que me devolvería la vida, debía ser incrustado en mi pecho,

Ubicándose casi en el centro de mi corazón...

Ése corazón que no bombeaba más que angustia,

Ése corazón que no bombeaba más que agonía,

Cuya sangre se iba coagulando,

En medio de frialdad y oscuridad

Y ése hilo qué traía contigo

Ése hilo tan parecido al mío,

Del cual colgaba ése hermoso cristal de luz...

Ése cristal de cálida magia,

Ése cristal de amor...

Ni siquiera noté cuando éste se introdujo en mí,

Sólo recuerdo que se humedeció mi mirada

y una lágrima cayó de mis ojos...

Y comencé a llenarme de vida

Y comencé a llenarme de aquella magia,

Supe que la luz venía de tus ojos

Y la oscuridad, de tu corazón...

Y me fui derritiendo

Junto al calor de tu cristal,

Junto al calor de tu aura,

Junto al fuego de tu alma

Y nos fundimos

Cuales piezas de oro,

Al fuego brillante y ardiente

Y yo con aquel cristal incrustado en mi pecho,

Viajé a aquellos estados del espíritu,

Al cual sólo el amor puede llevar,

Más allá de los horizontes de la pasión,

Más allá de lo que había conocido.

Y entonces noté que yo traía un cristal colgado de mí

Y entonces pensé hacer el universo entre los dos,

Pero al intentar colocar aquel cristal,

La oscuridad de tu corazón empezó a apoderarse de él,

Y lo vi desvanecerse dentro de ti

Y fue como si jamás hubiese existido

Y mi corazón se contrajo de pena

Y el cristal que llevaba dentro de mí

Me fue lastimando con sus esquinas punzantes...

Y comencé a sentir el frío nuevamente

Y traté de olvidar la oscuridad de tu corazón