Doppelgänger
Dentro de tu carne respira otro ser,
parásito de sombra que acecha en el túnel
donde lo espiritual te incita a mirar.
Es guardián para quien solo observa,
pero verdugo cruel del que intente suplantar.
Aunque nació con una misión precisa,
la emoción puede torcer su naturaleza:
la envidia lo incita a devorarte,
el amor lo obliga a destruir a quien te ama,
porque tú solo le perteneces… o nadie más.
Tiene tu rostro, tu voz, tu olor,
pero no tu alma —y eso lo enloquece—.
Te estudia desde el rincón donde no hay luz,
te imita, te perfecciona, y aguarda.
No hay escondite que no conozca.
No hay secreto que no haya espiado.
Y cuando creas estar a salvo,
su aliento helado partirá tu calma.
Pero aún queda una grieta de salvación:
en lo profundo del túnel,
si tu voluntad resiste,
puede que esta vez no gane.