Demonios del hambre
Hace siglos, Tinu esculpió a sus hijos como depredadores de la humanidad.
El odio fue su alimento, la sangre su cuna.
Pero las guerras los desgastaron, y con el tiempo,
algunos confundieron la matanza con el amor,
dando a luz a criaturas malditas:
bebés de gran poder y destino incierto.
No te engañes:
aún existen los que acechan entre sombras,
los que desgarran cuerpos,
los que beben miedo como vino espeso.
Se alimentan de la desesperación,
del último aliento que escapa entre gritos.
No podrás herirlos con acero ni fuego;
solo la magia, solo los conjuros
pueden detener su hambre insaciable.
Y aun así, si te atrapan,
te deformarán hasta hacer de ti un engendro,
un reflejo monstruoso de lo que alguna vez fue humano.
Dicen que puedes pactar con ellos,
que es posible negociar tu alma.
Pero tenlo presente:
ellos siempre ganan,
incluso cuando creas haberlos engañado.
Ni siquiera nuestra madre puede salvarte.
Su odio hacia ellos es eterno,
pero su poder no alcanzará
cuando uno de los hijos hambrientos de Tinu
te encuentre en la oscuridad.