Te deje en el olvido, en ese olvido que se dice está lleno de memoria y recuerdo, en las monedas gastadas entre botellas vacías y viajes en tren, en mi niñez muerta y mi adolescencia amarga
Te arrojé con violencia hacia el pasado, aunque me dolías, aunque quería que me siguieras doliendo, te hice miniatura en mi cabeza para guardarte como figura en tu cajita musical
Te vencí, como un convaleciente a su cama, estaba enfermo y con fiebre de ti, quería morir de ti y contigo, me has dado amargo olvido para curar el mal de amor
Se detuvo nuestro tren en el boulevard de los sueños rotos y te guarde en el cajón de las promesas y los deseos olvidados
Te vi en mis sueños, proyectada en un momento de felicidad, hacías mi descanso más sereno prometiendo mi locura al despertar y verte, procurando una vuelta feliz a casa contigo
Así te vi, contando despilfarros en facturas del tiempo que no llegaron, dibujando otra realidad, dándole a los mendigos de emociones un final feliz de la historia que tú misma borraste de la columna del periódico que no quisiste que leyéramos juntos
Sin embargo, mis letras no perdieron su papel ni su escritor, se volvieron la sátira en el soliloquio donde te cuento riendo que las luces de la calle, los pastos verdes y las estrellas desde otra perspectiva, desde otra ciudad, desde la vidriera de otros ojos siguen siendo hermosos…