Y vimos como la vida pasaba delante de nuestras narices, como el karma y destino jugaban conmigo, contigo.
Siempre quise algo así, pero como que llegamos tarde. Todo aquello que viví, fue poco para contarte.
Solo la música me recuerda, lo que sentí en aquel instante. Y es que, como una nota resonando en una sala vacía, una gota cae del grifo y me arranca una sonrisa.
Sonrisas de bebé, con alegría e inocencia, de la infancia con elegancia. Nuestra adolescencia, a las sonrisas añadimos miradas, ambas cómplices. Nadie las comprendía, tú yo, solos y la nada.
Jamás pensé llegar tan lejos, como el ying y el yang, yo de blanco, tu de negro. Invitados de colores, cinco pisos pa' zampar. Sigamos siendo amantes si que nos puedan controlar.
Hoy en día somos más, de dos pasamos a tres, a cinco tal vez. Es toy feliz y contenta de los logros que esto aparenta.
Ya todos se han ido, como un pájaro que abandona el nido. Solo dos pasas quedan sobre la mesa, con un as guardado en la trenza: tres partes, inicio nudo y final; a lo que nosotros acabamos de llegar.
Solo quiero esperar, tan solo un poquito más. Siempre supe de esto, ya no quería nada más.
Sé que esto es real.
Llegando a su fin recuerda, el canto de un pájaro al amanecer, o el cuco al atardecer.
El trueno solitario en la tormenta de verano, que jamás llegamos a conocer.
Tuvimos suerte, como un gato negro al encontrar un trébol de cuatro hojas o un paraguas abierto, al cerrarse dentro.
Pasamos por una escalera, rompimos un espejo. Todas esas vivencia, nos llevaron hasta este momento.
No me arrepiento, tan solo te quiero.