Poemas | Galego - Castellano

Rosa

La sangre roja sangre se derramaba sin piedad contra el húmedo césped de vida.

Al coger la rosa me pinche hasta que me hice herida.
La consecuencia no la oculto, no es una mentira.

Es suelo quedó tintado con mi visita.
No me quiere, no me invita.

Hace tiempo que ya no pisa, sin prisa. Me acostumbre a seguir la brisa. Dónde me lleva llegó, dónde me manda voy.

Sé qué debo hacer, aunque no siempre es lo correcto.

Ven, guíame. Pero no hacía dentro.

Solo quiero saber si es cierto. Allí sigue la marca, pero ahora es cemento.

Las cosas cambiaron, pero el pasado se ha conservado. Siempre quedará algo, que reclame su pedazo. La importancia, la elegancia, nunca faltan en agrado. Mira bien, no vaya ser que te quedes rezagado.

Contigo hasta la muerte por una rosa sin dolor. Una vida corta como la de un ruiseñor.

Él canta en la mañana, en la noche descansa. La tarde se la pasa observándola pasar.

Cuando el alba nace, la madrugada muere, si el Sol sale ahí está él.

Su cantar tan corto como mi vida. Duradera, sentimental, pero siempre muy teatral.

La luna observa con buenas vistas como destruimos nuestras alegrías.

Si los ángeles nos salvan, será porque los demonios habrán ganado primero.

Nos irán a buscar allá a bajo: al Inferno.



#28269 en Otros

En el texto hay: poemas, galego, castellano

Editado: 21.05.2019

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