Terremoto
Despierto, mis ojos se van acostumbrando a la luz del lugar. Me levanto y siento cómo cada una de las sensaciones de mi cuerpo disminuye; el hormigueo empieza por mis pies, hasta que empiezo a sentirme desorientada.
Un fuerte dolor en el pecho hace que mire hacia abajo y veo cómo la sangre baja sin control; estoy sangrando por la nariz.
El aire se me va de los pulmones, el corazón late rápido, el mareo comienza y siento cómo la vista se llena de puntos negros y blancos.
La sensación del desastre no termina; las venas comienzan a doler, mi cuerpo no me responde y mis ojos empiezan a aguarse.
Nunca pensé que sentir algo por alguien podría llegar a enfermarte, hasta que te conocí. Ahora, en mi mundo hay terremotos constantes.
Si mirarte me quitara una gran parte de energía de mi cuerpo, lo haría; si tú te propones hablarme y deseas que sea tu amiga.
Creo que haría las cosas más patéticas de mi vida, como escribirte poemas siendo consciente de que tú ya escribes los tuyos propios, o simplemente dejar que me consumas por completo, dejándome morir en un terremoto de sensaciones que por las noches se convierten en sentimientos, matando mi cuerpo lentamente en los días.
Terremoto eres tú en mi vida.