Capítulo 8

Escribirte

Para mí, escribir representa el inicio de la sanación. Sentía la imperiosa necesidad de plasmar en palabras conceptos que, a primera vista, parecían ser aleatorios, como vida, estrés y ansiedad; sin embargo, quizás no eran tan fortuitos.

Debía encontrar la fortaleza necesaria para liberarte de mi mente y dejar de proyectar en el presente un pasado que carece de relevancia.

Escribir era solo el principio, el comienzo de un llamado profundo de mi alma; una alma desgastada que encontró en la escritura su único medio para desahogarse.

Escribir podría considerarse el único medio de supervivencia de un escritor; si no siente la tinta fluir entre sus dedos, podría enfrentarse a un paro cardíaco.
Oh, tal vez a una operación de última instancia en la que se declara que podría sufrir un derrame cerebral de tinta.

No sé si logras comprenderme. Escribir es parte de mí, así como tú eres parte de ella.

Escribir fue la etapa en la que comprendí que debía plasmar con tinta los recuerdos, para que, si alguna vez se desvanecen de tu memoria, puedas recurrir a ellos en palabras.

Creo que, si todos adoptaran la perspectiva de un escritor, viviríamos más desde el alma que desde una mente malvada. Apostarían por el amor intenso en lugar de conformarse con simples migajas.

En definitiva, escribir te salva, pero también puede ser una forma de muerte.

Escribirte es peor que morir lentamente.