Lo comprendí
Podría decirte tantas cosas, pero solo me limitaré a unas pocas palabras.
Podría mirarte más, pero desviaré la mirada.
Podría confesarte aquello que me hace parecer distante, pero sé que, en realidad, lo tomarías como un ataque personal.
Y sabes, comprendí que soy hermosa, y que no tengo por qué sentir miedo al caminar por las calles, donde cada persona está sumida en su propio mundo, ignorándote. A ellos no les importa si rompes el traje que llevas puesto o cómo caminas; eso es solo un pensamiento de tu mente que busca engañarte y mantenerte débil e insuficiente.
Comprendí que mi sonrisa vale más que cualquier mentira o palabras hirientes; esas, en verdad, no tienen valor alguno y deberían ser irrelevantes para ti.
Creo que he derramado innumerables lágrimas para llegar hasta este punto, y no tengo por qué decirte nada si tú no me amas. Así que no desperdiciaré mi tiempo, y solo sabrás que te amé cuando leas estas palabras.
Lo comprendí todo, y a la vez no entendí nada, porque yo avanzaba mientras el mundo te engañaba.
—¡Cuidado con el mundo! —me habían advertido.
Comprendí tarde, pero lo comprendí. Escuchar atentamente a las personas puede salvarte de la muerte. Sin embargo, a veces no lo hace, y lo sé; eso duele.
Caminando hacia casa, entendí que estaría sola, aunque me acompañaras. Eres aquello de lo que no hablo con nadie, y solo mi pluma lo sabe.
Creo que todos necesitamos comprenderlo: no somos de este mundo, aunque creamos que aquí pertenecemos.
Vanidad, todo es vanidad; busca la humanidad y no la encontrarás. Busca el amor y se perderá; busca una sonrisa y se extinguirá.
Pequeña, ya lo comprendiste; descansa en paz.