Poemas Para Él

Capítulo 11

Papá

Papá, perdóname. Intenté alejarme, y tú me detuviste. Te pido disculpas porque tu hija escogió la oscuridad durante mucho tiempo, y tú estuviste ahí, esperando para brindarme luz. Lo siento, no lo merezco.

Papá, quise huir lejos, sin ver a nadie, con el deseo de observar sus reacciones. Sin embargo, fui muy cobarde. Perdóname por perderme entre la multitud y no poder encontrarte; aunque me llamabas constantemente, decidí alejarme.

Papá, realmente no deseaba esto, pero era tan ingenua que me dejé seducir por un dulce de leche y un caramelo.

Eran deliciosos, mis favoritos, pero me causaban daño. Te pido disculpas por no hacerte caso y por haberlos comido; estuve grave a causa de ello.

Papá, perdóname por elevar mi voz y opacar la tuya; tú eres el trueno y yo el relámpago. Podías haberme hecho desaparecer y aun así decidiste no hacerlo.

Papá, te amo más de lo que imaginas. Desearía poder irme contigo, pero sigo aquí abajo.

Papá, lo siento; me enamoré de quien no debía y sufrí heridas. Perdóname también por haber lastimado el amor de otros.

Lamento si decidí irme; pensé que ya no me querrías y creí que era lo correcto. Perdón por jugar bajo la lluvia sabiendo que eso podría enfermarme; lamento también haberme caído de aquel árbol. Y la mano que me ofreciste nunca te la agradecí.

Papá, perdóname por alejarme de ti; sé que te quedaste triste por mi causa. Te desprecié y no pensé en ti, a pesar de saber que siempre estuviste para mí incluso en medio de la tormenta.

Papá, perdóname. Y gracias por no haberte ido; te quedaste a mi lado aunque estuviera lejos. Gracias por consolarme a pesar de que yo era una rosa llena de espinas y tú terminaste cortándote los dedos. Nunca miré tus manos ni pude suturar esas heridas; pero por favor, ahora permíteme hacerlo.

Perdóname, papá; esas espinas debieron haberse clavado en mi espalda; y mientras tú las recibías con una sonrisa en la tuya.

Papá, perdón y gracias. Porque no te alejas de mi lado, aun cuando sigo sin saber muchas cosas; pero tú, con paciencia infinita, me enseñas.

Perdóname, papá, por ser una rebelde y olvidar que fui una niña decente. Olvidé que me gustaban las flores y las arranqué; perdóname. Olvidé tu perfume y tus promesas; te pido disculpas.

Papá, sé que cometí errores y tú los conoces todos; aun así, me llamas para liberarme de ellos. Papá, maté a mi verdadero yo y viví con otra voz que me opacaba. Lo siento por no seguirte y por no cuidar de mí misma.

Lamento profundamente haber fracasado, y aun así tú me levantaste. Dime, ¿qué debo hacer para agradecerte? Lo que yo he hecho es tan poco en comparación con todo lo que tú has hecho.

Lo siento, sí, pensé que podría hacerlo sola, pero ahora comprendo que sin ti no puedo.

Lo siento.

Lo siento.

Lo siento.

Dejé que me engañaran y me cubrieran con cemento.

Lo siento.

Dime cómo volver a ti, aunque sé que no lo merezco. Pero deseo agradecerte por todo lo que has hecho.

Papá Celestial, perdóname, te amare eternamente, aún si decides no quererme.



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En el texto hay: 100 poemas

Editado: 06.06.2025

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