Te contaré de él
Te estoy olvidando. He podido contemplar el mismo cosmos, pero con infinitas más estrellas en otros ojos que no son los tuyos. Tú transmitías versos cortantes, mientras que él me ofrece una poesía refrescante.
Antes, no podía salir; me sentía insignificante. Ahora, salgo junto a él y mi sonrisa resplandece. Contigo, no podía hacer estas cosas; estaba retenida y mis hábitos alimenticios eran insalubres. Ahora como de manera saludable y mi rostro ha adquirido un nuevo aire. Sigues causando daño, pero ya no con la misma intensidad.
El insomnio nocturno estaba acabando conmigo; las ojeras se marcaban en mis ojos. Ahora puedo dormir durante horas sin preocuparme por ti. Estoy descansando más, ya no estoy enferma. Él transmite poesía, pero también tinta.
Su corazón bombea tinta hacia mis venas; mi mente ya no está sumida en la oscuridad. Él ha encendido la luz: me cegó por un momento, pero me permitió ver.
Te he olvidado, y ha sido gracias a él. Tú me hacías daño; eras un lobo enjaulado y yo, la niña curiosa que deseaba liberar a ese lobo. Pero tú preferiste atacarme, mientras que él era la jaula que te contenía para que no me hicieras daño.
¡Me hiciste daño! Sin embargo, él sanó mis heridas; de repente, ya no las tenía.
Eras un mentiroso y engañador; me robaste el corazón, pero él me lo devolvió. Fuiste mi peor pesadilla, pero él me devolvió mis mejores sueños y momentos.
Él fue lluvia refrescante, mientras que tú solo fuiste truenos—no de esos que disfruto en una tempestad, sino de aquellos que infunden miedo.
Te contaré que con él puedo caminar por las calles sin el temor que antes me atormentaba. Mi sonrisa me encanta y mi cabello, aunque desordenado, lo veo hermoso. Mis ojos son de un profundo color café que él me enseñó a amar; con él me siento viva, con él respiro. Podría decirte que gracias a él ahora aprecio más que nunca el universo y las estrellas y planetas que habitan en todo mi ser. Con él aprendí a ser yo misma y a valorarme.
Lloré en su hombro y él no me juzgó; la tinta en mis venas la ama. Mis palabras provienen de él; ¿quién más podría darme esta tinta si no es él? Yo no soy quien habla en estas palabras; es él quien lo hace para que ustedes lo lean.
Con él soy feliz; me enseñó a amar y a ser auténtica. A mirar los corazones con poesía. Su corazón bombea poesía para todos aquellos que la necesitan.
Si te olvidé, fue gracias a él. Y podría decirte que si miras bien en mis ojos, podrás verlo reflejado en ellos; lo llevo en mi corazón, en mi mente y grabado con tinta en mi ser. Él fue quien me otorgó este talento para dedicarte poemas ahora. Él me dio mi belleza y delicadeza y me ayudó a olvidarte a ti, quien solo traías dolor a mi corazón.
Quizás no puedas verlo en persona porque se fue hace muchísimo tiempo, pero si llegas a mirarte bien en el espejo, lo verás: él me dio tinta. ¿Qué te dio a ti? Marqué su nombre en mi piel con tinta para nunca olvidar el sacrificio que hizo por mí.
Jesucristo
Déjame tatuartelo también.
Quiero que recuerdes, en esas noches qué sientas frío, que el venció la muerte.
Y que la mejor poesía la escribió él.
La escribió en la cruz, y quedó grabada con tinta en nuestros corazones.
Él es la tinta en mis poemas
Pv: No estas sola. Mi profundo amor me abraza en las noches con poesías que llenan mi corazón cuando me siento vacía.