Los monstruos sí existen
Creo que el mundo es demasiado pequeño para nosotros; en varios de sus giros, conocemos a personas magníficas y otras se repiten. Pero quizás alguna de ellas ya las haya visto en mis sueños.
Estoy pensando en tomar varias pastillas. Pensé en escribir alguna carta y dejar mis poemas a esa persona que puede destruirme, pero lo encuentro innecesario; ya me destruye lentamente, todos los días.
Necesito aire en las noches cuando me levanto a las 2 de la madrugada por alguna pesadilla muy vívida de algo que ocurrirá tarde o temprano. Puedo escuchar los susurros en mi oído; todo lo que por la mente de las personas no pasa está a punto de ocurrir.
Estoy en medio de todo un caos, ahogándome.
Pensé en escribirles o al menos dejar una nota, pero seamos sinceros: cuando tomo todas esas pastillas, me da miedo, me da muchísimo miedo. La última vez, mis manos temblaban, mis lágrimas bajaban sin control; tuve miedo y estaba sola.
Para la próxima me dije que no debería tener miedo, pero lo volví a tener.
Solo soy una niña intentando ser grande.
No sabría explicar cómo se siente cuando amas tanto a una persona y no te corresponde. Y no hablo del amor de una chica y un chico; hablo del amor de una madre. Aunque también he tenido esos problemas con los chicos.
Me enseñaron a que nunca sería suficiente. Me odié tanto que no quería salir de casa; yo misma le ponía la voz a las personas de la calle juzgándome.
Fui demasiado niña al confiar en alguien; igualmente pensé que tenía el amor de mi madre. Resulta que los monstruos sí existen y siempre viví con uno, uno que me sacaba en cara el tener padre, porque mi hermana nunca lo tuvo.
¿Una niña también necesita a su madre? No me veo teniendo hijos; me daría muchísimo miedo ser un monstruo.
A veces intento ser una persona que no soy, pero realmente soy un monstruo con fetiches raros, de esos que te harían terminar en una cárcel o encerrado en un manicomio. Confieso que desearía estar allí.
Entonces intento buscar un amor que no encuentro y viene esa frase que se repite: "Eres insuficiente", "eres débil", "no vales nada", y me lo creo, porque no hay nadie que me diga lo contrario. Pero le pondría pruebas; intentaría destruirte solo para que lo comprobaras.
Pero me estoy ahogando, porque sí quiero a alguien a mi lado, pero es oscuro; hay demasiadas tinieblas en mi mente. Quiero desaparecer, porque también soy cobarde, no soy valiente.
Entonces me doy cuenta de que tarde o temprano voy a morirme; mi respiración se irá con todas las palabras que he transformado en poesías, todas esas que le escribo en las noches. Me doy cuenta de que siempre ha sido esa niña rara con trastornos y que morirá sola por no encontrarte.
Se siente tan sola y tan vacía cuando termina uno más de sus poemas. Descalza, camina por el cuarto buscando las tijeras; otro corte más en sus muslos tan pálidos. Nunca había visto una sangre tan bella. Entonces sueña con lunas, ángeles y con el chico del cual está enamorada. El mejor sueño que recuerda es estar con él; en sus sueños, él la elige a ella.
Entonces recuerda cómo fue todo antes y se lamenta tanto: ¿cuándo se convirtió en una persona tan triste, tan negativa?
En un monstruo. Pero solo un monstruo puede transformar a otro. Viví con muchos; tengo la sangre de todos.
Ojalá en mis noches de niñez me hubieran contado cuentos; ojalá no me hubiera enfermado tanto, pero también hubiera deseado haber muerto aquel día en el que me quedé sin aire.
Los monstruos sí existen.
Todos los días los veo entrar a mi cuarto.
Cada vez que entra dejo mi cuchillo bajo la almohada.
Entonces entendí que no valgo lo suficiente, porque yo he escrito muchos poemas, pero nadie me ha dedicado uno. No me notan; mi voz es demasiado suave. Nadie se quedaría por muchas horas, no si no van a lastimarme.
Mi pecho ha empezado a doler; creo que es por mi corazón, que ha empezado a latir lentamente… las pastillas están haciendo efecto.
Tengo miedo.