El cuento es diferente
La bestia había sido engañada.
—¡Larga vida a la princesa!
Cuando en los cuentos de hadas te describen a una bestia horrible que tiene capturada a la hermosa princesa en un palacio, no te sorprendes; es algo normal en los cuentos. Ahora sabrás de muy buena fuente que un príncipe de otro reino, el más fuerte de los guerreros, irá en su rescate.
Sin embargo, este cuento es diferente.
—¡Larga vida a la Guardiana! —se escuchan los gritos en la lejanía.
El cuento comienza desde lo profundo de mi interior y sale al rescate para muchos.
Esta bestia es hermosa, un hombre, un príncipe con todas las cualidades, el sueño de toda mujer que quiera casarse y tener una familia. Así engañaba a todos, con la fachada de un príncipe encantado.
Esta vez es la princesa quien se enamora de la bestia y, en su inocencia, muestra su amor ante él; pero él no siente, nunca sintió nada. Y en venganza, ella destruirá su mundo con algo simple.
Con la delicadeza de una princesa.
Es algo simple y a la vez complicado; si él llegara a darse cuenta, la destruiría con un simple chasquido de dedos. Pero mientras más ella mostraba su delicadeza, más se enamoraba de la bestia, llegando a tal punto que la delicadeza que le mostraba era sincera.
La bestia fue engañada; la tenía inmovilizada en sus manos. Él creía todo lo que ella podía decirle, pero no sabía cómo funcionaba su corazón, porque la bestia no tenía corazón.
Cuando el momento del engaño llegó, ella contó la gran hazaña de su parte: había engañado a la bestia; ella tenía su confianza, su cariño y aprecio.
La había engañado, pero con la verdad de su corazón.
Sin embargo, la bestia se enojó; pensó que su confianza había sido traicionada. Y mientras todos celebraban la gran victoria de la princesa, él, con dos palabras, la mató.
Te quiero.
Pero él no tenía corazón ¿o sí?
No, la bestia no era bestia; era un hombre herido, y la princesa no era princesa; era una mujer necesitando amor.
¿Entonces, cómo termina este cuento? Simple.
La bestia siguió ocultando su interior.
Y la princesa murió necesitando amor.
Simplemente porque ninguno de los dos supo cómo darse amor.