Esta pequeña historia de poemas es la primera que termino y quiero agradecerme a mí, ante todo, por soportar tanto, por haber sido fuerte durante tanto tiempo. Dios vio mis cargas, Dios me dio fuerzas en muchas ocasiones, por eso también a Él le doy las gracias. Gracias por ponerme un corazón con tinta, gracias por llenar mis venas con palabras. Gracias por hacerme una persona diferente.
A mi querida mejor amiga Leandra, que desde niñas teníamos el sueño de escribir: gracias por dar la idea. Escribir ha sido el mejor escape de la realidad para mí. Gracias por estar para mí a pesar de vivir en diferentes lugares y estar demasiado lejos; siempre mantenemos el contacto y siempre lo mantendremos.
Gracias al chico que por primera vez me hizo sentir algo real y para el que escribí muchos poemas de este libro. Gracias por enseñarme que no todo es como lo veo y que tú no eras bueno para mí. Gracias por mostrarme el monstruo que llevabas dentro y, por último, gracias por matar todo el sentimiento.
Gracias a mis amigas Natali e Isabel, que también me apoyaron suficiente y me dieron buenos consejos; las quiero mucho.
Gracias a mi papá, que se quedó conmigo internado en psiquiatría. Gracias por aguantar esos momentos difíciles, gracias por los juguitos y las pizzas, gracias por comprenderme y darme paz. Gracias, papi; este libro también es gracias a ti.
Gracias, mami; a pesar de todo, gracias por ser mi mamá. A mi linda hermana y mi cuñado: gracias, son como el burro y la dragona de Shrek; gracias porque me dieron a los más lindos sobrinos del mundo.
Todos forman parte de mi corazón, y por eso gracias. Sin ustedes no hubiera podido terminar; gracias por seguir conmigo.