Tengo miedo de mirar a la vida a los ojos y decirle que duele.
O mejor dicho que dueles.
Sí, por tú, eres la vida, mi vida.
Y aún así, me estas dejando huérfano de toda clase de sentimientos.
Me estas condenando a vivir sin una razón...
Tengo miedo de seguir aquí incluso cuando ya te haz ido.
Porque me diste las alas, pero te robaste el cielo; y dime, ahora donde vuelo.