La vida gotea su aliento
en el curso de los días
y entonces presiento
mi expirar sin fantasías.
Todos subiremos
el escabroso sendero
hasta que lleguemos
para ser prisioneros.
Del afán de lo funesto
nuestra efímera existencia
será el gravoso impuesto
por nuestra presencia.
Pagaremos con tristeza,
y una nueva morada,
sin grandeza,
será el fin de nuestra jornada.