Amo la luz de tu presencia
y la dulzura intacta
de tu esencia
sublimemente exacta.
Amo tu andar
y el encanto
de tu paladar
que aniquila mi llanto.
Amo la armonía
de tus fantasías
porque hasta en la lejanía
son mis poesías.
La luna duerme,
y arde,
en tus sonoros sueños
donde habitualmente ensueño.
Me conforto
porque estoy absorto
en la nítida fragancia
de tu exquisita esencia.