Nunca una luz
coronó mi mundo
hasta que llegaste tú.
Nunca una estrella azul,
mágnifica y de azucenas,
me iluminó
hasta que llegaste tú.
Nunca un cielo de belleza insoportable,
pulsando inquebrantable,
creció formando poemas en el viento
hasta que llegaste tú.
Mi corazón es una lágrima,
verdad pura de luceros,
inscrita con poesía
y enamorada de tu día.
Aprendí
que el linaje de tu amor
me redime de la herida
mientras derrama ternura
en mi desnudo corazón.