Poesía Absurda

DICIEMBRE

Y aunque mi poesía a veces era mala.

Ella siempre decía que le encantaba.

Que lo mío era el arte

y que no lo abandonase.

Era amante de las historias con finales tristes.

Y me decía que:

Aunque me amase demasiado

de alguna u otra forma tendría que marcharse.

Le asustaba lo eterno.

Es por esa razón que terminó marchándose.

No la culpo

pero espero algún día  

volver a saber de ella

y que al final de todo esto 

retornaremos a los antiguos momentos  

en donde coincidimos una vez en aquel lugar

a las dos de la madrugada

mientras lucía su cabello corto

y encendía un cigarrillo.

Yo estaba hecho un desastre

y ella se acercó a mí con la intención  

de brindarme un cigarro y su compañía.  

Qué bonita forma de salvarme la vida. 




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