Las carreteras son largas
y oscuras.
Hay niños jugando
a tan altas horas de la noche
en las veredas cercas de sus casas.
Todo está pasando de repente
como una jodida estrella fugaz en medio de la nada.
Me siento triste
y el mundo sigue
cómo alguien que no toma en cuenta
las señales de una persona que está a punto de matarse.
Las pocas luces de la ciudad
llegan a difuminarse
y mis ojos se apagan.
Hay una chica ahí, jodidamente triste
y nadie la ve
está esperando ser salvada
porque sabe perfectamente
que ella no puede, salvarse.