Un día.
Un viaje.
Y cientos de risas.
No lo pensé dos veces
y tan solo me decidí a viajar.
Solo quería salir de la rutina
coger mi mochila
y decirle adiós a esta jodida ciudad.
No me importaba el dinero
ni el clima
ni el lugar.
Solo quería sentirme en paz.
Lo único que necesitaba era un par de cigarrillos,
mi lista de música preferida
y ese amigo que te puede seguir hasta el fin de la humanidad.
Esas cosas hacen que cualquier viaje se sienta único.
Y este no era la excepción.
No era el último.
Pero se sentía como el mejor.
(Texto escrito por Fernando en aquel viaje.)