Estaba nervioso cuando me le acerqué
y le dije que quería ocuparla.
Follé sin ganas.
Me embriagué con prisa.
Destruí la sala.
Y le pregunté su nombre
antes de que terminara.
Le hablé de poesía
y ella quedó encantada.
— ¿Por qué estás triste? —Preguntó como si le importara.
Y yo amablemente
le dije: por nada. Solo soy así. Un tipo triste.
Y me marché sintiéndome vacío.
Sintiéndome como la nada.
Y bajando las escaleras tropecé con un tipo
que me llamó idiota
y le di un golpe en la cara
y me marché como si nada.
Afuera las calles estaban vacías
y la noche apenas empezaba…