Poesía Absurda

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¿De verdad necesitas ese cigarrillo? —Me decía.

Mientras yo,

sosteniéndolo entre mis dedos

le decía que sí, que lo necesitaba.  

Que la vida era un poco triste.

Que la echaba de menos cuando no estaba.

Estábamos sentados en aquellos asientos

de la estación ciento ocho.

Era nuestra última plática

y no podía decir nada.  

El silencio impregnó por completo

en nuestro momento. 

Rompiéndonos más de lo que ya estábamos.  

Y entonces me miró

como si ya nos hubiésemos dejado ir hace mucho.

Era la última

de todas las ultimas veces

que nos despedíamos

pero en definitiva  s

abía que esta vez

ya no iba a volver... 
 
 




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