Tan bella, tan indecisa y de su caos prosperaba una suave brisa, expresando una linda sonrisa.
Tanta felicidad la torturaba, y todo acababa cuando el sol se ocultaba.
En la noche rompía en llanto, tanto que lloraba hasta quedar dormida.
Ella sabía que por dentro estaba destruida pero sonreia, sonreia con tanta felicidad que no se dejaba opacar por los demás.
Y eso era ella felicidad destructiva que acabaría con ella algún día.