Poesía de medianoche

Poema 3 (¿Cuándo muere el amor?)

El amor muere...
Cuando dejamos que la causa del dolor sea más importante que la razón de nuestra alegría.
Él muere cuando dejamos que el sol apagué su frescura, cuando la oscuridad enfría su ternura, cuando el dolor se convierte en su fortuna y el miedo en su ambición.
Pensamos que amar es ver, es tocar, oír, oler y probar. Y si, lo es, pero hay algo en el amor que enloquece los sentidos y engaña lo más básico de nuestros instintos.

Amar es cuidar la vida de otra como si fuera tuya, es pensar en un futuro creciendo con otra alma acompañándonos. Amar es ser vulnerable para que puedas ser fuerte, es aceptar ser débil por un bien mayor, por el bien de crecer sin miedo al dolor. Amar es arriesgarse y saltar, y a veces es cuidar cada paso para proteger a esa persona que tienes al lado. 
Amar es tan importante como ser amado, porque sin ambas no podríamos llamarlo amor.

El amor es como fuego, consume, quema y destruye; pero también nos ilumina, nos abriga y nos recoge. Amor es una palabra muy pequeña pero con un significado muy gigante. Es... Como si su explicación fuera tan infinita cómo el universo o aún más infinita que la estupidez, y en ella, millones de palabras serían tan confusas qué la guardamos en una, "Amor."

También es... Como si el amor fuera cómo la cajita de Pandora, la vemos tan sencilla por fuera, tan simple y serena, esperando a un valiente curioso que la abra y demuestre que hay mucho más dentro de lo que nuestros mortales ojos ven. Sacando animadamente billones de sensaciones, pensamiento, emociones y magia.

Para que el humano entienda, y éstas, están flotando en el universo entre nosotros en partículas. Los deseos se tornaron en formas de estrellas. Los sentimientos de millones de colores tomaron forma de flores. La libertad se escondió en el viento y la paz entre los árboles. Y también los miedos se fundieron con la noche y la lúgubre oscuridad. Y nuestra más íntima naturaleza tomó una forma aún más curiosa, en lobos, osos, peces y aves, siendo ellos la mención de nuestro verdadero ser.

Pero en lo más profundo y aún guardado en esa caja quedó la esperanza, la esperanza de que todavía podamos ver, de que podamos sentir con algo llamado corazón. Esa brújula que nos guía por el buen camino que sólo el alma conoce y recuerda. Escúchalo, sientelo y sobretodo síguelo.

Pensamos que amar es sólo besar, abrazar y tocar, cuándo en realidad... Es una de pocas, de miles de ellas.

 




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