Poesía de medianoche

Un después… un antes

Llegué a casa, había sido un viaje largo, estaba hambrienta, pero no estaba cansada, abrí las ventanas para quitar el olor a humedad, y entonces busqué música en mi teléfono, había hecho una playlist con todas las canciones que me gustaran, que me levantaran el ánimo, ya no quería canciones tristes, ya no quería echarme a llorar sobre el sofá en el que cada día nos sentábamos a hablar, la casa ya no se me hacía grande al no tenerte ahí, antes de tí yo estaba sola, y era feliz, después de tí también lo sería, tenía que serlo, por mí, debía luchar por recuperarme, por sacarme de ese pozo en el que había caído, tú no me tiraste, sería injusto culparte por eso, de hecho, no te culpo por nada, yo sola me lancé al abismo, claro, tu ayudaste a darme un pequeño empujoncito. Pero ya da igual, la música arrancó, mis caderas solas empezaron a moverse y de mi boca salió la letra de aquella canción, mi voz no sonaba triste ni melancólica, era mi voz otra vez, ahora si que la reconocía, fuerte, decidida. Yo existía antes antes de tí, y seguiría existiendo, con mas luz, después del huracán que fuiste en mi vida, en el buen y el mal sentido.

Me solté el pelo, los rizos cayeron y entonces meneé la cabeza, seguí cantando. Fui a la cocina y me preparé algo de comer, esa noche saldría con mis amigas, iríamos a bailar o solo a charlar sentadas a orillas del mar, habíamos comprado una botella de vino.

No quería que mi vida fuera igual a como era antes de conocerte, yo ya no sería la misma, había cambiado, para bien, ahora era mas suelta, mas sagaz, mas despierta, no fuiste del todo malo, te agradezco muchas cosas y me enseñaste otras tantas. Ahora soy una versión mas pulida de lo que era antes, sin perder mi escencia, porque cuando te fuiste, ya no sabía quien era, sentía que había perdido mi identidad.

...Pero entonces un día cesaron las lágrimas y llegué a casa después de un largo viaje, hambrienta y puse música...

Me miré al espejo, seguía allí, la chica de antes, la que no se dejaba vencer por ningún huracán, la que baila descalza y con los rizos al aire, antes o después yo era la misma, y era feliz.




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