Prólogo

Camino a paso acelerado por las calles de Nueva York. El clima esta demasiado frío en esta época de el año, el viento abraza mi rostro dejando lo helado. A mi alrededor hay miles de personas, mi mirada vaga a una pareja que quizás jamas vuelva a ver en mi desgastada vida.

Pequeñas gotas húmedas se hacen presentes en mis hinchados ojos, mi labio inferior comienza a temblar débilmente mientras los nervios de mi rostro colisionan dando me explosiones de emociones; El reloj marcan las 11:59 minutos, la bola de cristal del Time square se hace ver en mi campo de visión, la gente se acerca cada vez más haciendo que mi espacio personal sea diminuto. Con las manos en mis bolsillos me limito a esperar la cuenta regresiva para terminar el peor año de mi existencia de una manera tan original, que solo pude pensar yo.

Alejada de todo y de todos, en una ciudad tan desconocida para mi. Comenzar una nueva vida, nuevas experiencias y nuevas ilusiones. Quisiera decir que tengo grandes expectativas para este año próximo, sin embargo no es así. Irme de aquel lugar para mudarme aquí fue la mejor opción y una gran excusa también.

La gente a mi alrededor grita al unisono.— ¡Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno! —¡Feliz año nuevo!— Una explosión de emociones se hizo mi cabeza, no poder disfrutar esto con las personas que amo, me hace sentir miserable saber que fui yo quien decidió esto. No hay marcha atrás, es hora de comenzar de nuevo.

Salir de ese tumulto de gente, fue algo bastante difícil. Por fin siento la brisa de el viento caer de nuevo sobre mi rostro, resoplando me dirijo a el hotel por donde me hospedo, no queda muy lejos que aquí así que puedo caminar un poco. Aún hay gente en mi entorno, pero no mucha. De repente siento como no conozco en donde estoy.

Se suponía que debería estar en frente de el hotel, sin embargo me encuentro en un callejón sin salida, saco mi teléfono para buscar el G P S, mientras lo voy extrayendo de mi bolsillo, una voz varonil, gruesa y tosca me alarma por completo. Allí desde la oscuridad se encontraba un chico que mientras le daba una calada a su cigarro me hablaba. 

—Te lo van a robar— le da otra calada, mi ceño se frunce levemente. Debería sentir temor ante sus palabras, no obstante, como terca que soy, decido acercarme a tan misterioso chico para decirlo algo que lo deja sorprendido. —No te metas— en vez de sentir desagrado por mis palabras, se ríe por lo bajo.

—Por supuesto, no conoces por aquí ¿verdad?— se acerca a mi, en donde hay un poco de luz. Se pueden ver sus grandes ojos grises, una piel pálida, cabellos canela con rizos. Su contextura es delgada pero ejercitada, y unos carnoso labios color rosa pardo. Sacándome de mi trance nuevamente, este habla. —Deja me adivinar, una linda chica desprotegida, caminando por las calles de Nueva york en pleno año nuevo con pinta de turista. Se encuentra un hombre, este le advierte que puede ser hurtada pero ella decide ser tonta y contraataca a el chico, como si de una pelea se tratase. ¿Sabes cual es el final?— mi mente aun se encuentra procesando sus palabras, niego con la cabeza, doy tres pasos atrás y el ríe.

—Estas de suerte, no soy ningún violador, ladrón o alguna otra mounstrosidad. No hay de que preocuparse— mi cabeza aún se encuentra un poco agitada, que mientras el contaba su pequeña historia no note que deje caer mi teléfono. Lo tomo rápidamente y con todas mis fuerzas salgo correr de nuevo hacia la calle para volver a el hotel.

Regla número uno, no hablar con extraños, quien sabe que tipo de polvitos mágicos quiera ofrecerme ese idiota. 

—¡Espera!— aquel chico me grita, acelerando su paso hacía mi. Regla número dos, si te sigue, corre más rápido. ¿Acaso quiere robarme? no creí ni una sola de sus palabras, ¿por qué?, regla número tres, no confíes en nadie.

Sin saber que ocurría, lo ultimo que veo son unas luces blancas, muy potentes sobre mi, me comienzo a marear fuertemente. Mi cuerpo cae contra el asfalto, posterior a esto, siento un gran dolor en mis cienes, paso mis dedos sobre mi frente y efectivamente, es sangre. No puedo moverme, me duele horriblemente el cuerpo, veo como algunas personas se acercan para presenciar todo el acto antes de cerrar mis ojos y caer inconsciente.