A pesar de que tus ojos nunca me miran, los míos te miran en cada rincón en el que estás. A pesar de que tú corazón no se acelera al verme, el mío explota de felicidad y amor al ver tu presencia en frente. A pesar de que no soy la causa de tu sonrisa, tu eres la razón de la mía y de todas aquellas emociones abrumadoras que me hacen sentir tus ojos cafés como el sabor del chocolate. A pesar de no saber nada de ti ni tu nombre, muero por escucharlo para jamás olvidarlo y guardarlo como un diamante en mi mente y corazón. Deseo saborear tu nombre como si fuera el más exquisito manjar que mi paladar ha probado. Por que, tu, chica de presencia distraída pero deslumbrante, me tienes a tus pies sin siquiera saberlo y muero por qué te des cuenta de todo aquello que me provocas con una sola mirada o un solo gesto.