De mañana me desperté, y me encontré con una maravillosa y grandiosa sorpresa; que es ver tú resplandor, oh Dios, oh Jehová Dios de los ejércitos; que bonito y hermoso es tu resplandor, tu luz admirable, tu destello asombroso, me quedo casi sin palabras, sin muchas palabras ante lo que vi. No me imaginé ver tal cosa al levantarme, no me imaginé ver tan hermosura de luz, yo me postro ante ti, mi Padre Celestial, y solo puedo decir: Que eternamente eres Santo. Santo. Santo, y eternamente Santo. Por los siglos de los siglos. Santo tú eres Señor, amen, amen, amen.